Politica

¡AGUAS!, CON EL TIEMPO
HEBERTO TARACENA RUIZ
El 2013 dejará pronto de ser nuevo. El tiempo va que vuela o, de plano, corre; cuándo no. Tanto vale como uno lo emplee. Hoy es catorce de enero.Da la impresión de que el hombre público dilapida tiempo y dinero, por “tradición” o, lo que es igual, porque así habrá sido antes con “otros”, sin pena y con glorias. Luego el tiempo se acabay, por lo común, ya no hay marcha atrás aunque señales por aquí y allá nos pongan siempre sobre aviso. La costumbre pesa y otra vez a las andadas. A seguir perdiendo el tiempo. Decir que el tiempo noalcanza. O nos rebasa y no lo alcanzamos. O que va demasiado aprisa. Y una y mil muletillas increíbles.
Sucede, en el tiempo, que varias personas hacían espera en una dependencia estatal. Otrasdos habían entrado minutos antes. Ya eran tres los sujetos de adentro. De pronto, a los diez minutos, un trabajador pasa con tres tazas de café. Penetra. Ya son cuatro. Las personas de afuera, casitodas, sonríen de dientes para afuera y no falta quien traduzca: “Esos de allá están matando el tiempo…y nuestro aguante…”
Para aguante, el pasado, y el hecho bien podemos embodegarlo una y milveces en el tiempo que se fue. El pasado aguanta, repito.
Las inercias, gripientas, resuenan y no desaparecen de la noche a la mañana, y ¡aguas!
Sexenio que empieza sexenio que termina, ypronto. Unas son las emociones iníciales y otras, distintas, las penas finales. En nada se parecen. Pero, de principio a fin, el tiempo jugó un papel constante.
Cierto que las inercias pesan. Ahíestán. También pasan de un trienio o sexenio a otros. Tienen presencia en la vida pública y privada. Pero donde más se notan es en el “desmanejo” del tiempo que hacen funcionarios públicos de todoslos niveles. De ahí que, por inercias, todo mundo esté ocupadísimo. Todo mundo llega a la oficina a temprana hora, y son las cuatro de la tarde y aún no come. Puede regresar a las seis o siete de la...