Política

Había llegado el día más importante como presidente del Instituto Federal Electoral (IFE) y uno de los que jamás olvidaré. Abrí los ojos a las 6 de la mañana. Había dormido pocas horas, pero laadrenalina me invadía con energía. Lo que ocurriría en las siguientes horas definiría muchos acontecimientos de la vida del país en los años por venir.

Llegué al IFE a las 7 de la mañana para desayunarcon los consejeros electorales. Mientras comíamos pan dulce y bebíamos café, intercambiamos información. Todo estaba listo. No había incidentes ni problemas a la vista. Teníamos plena seguridad de queel despliegue operativo y logístico del IFE funcionaría bien, y esa seguridad se acompañaba del deseo de que esa noche los candidatos acataran los resultados, fueran como fueran.

Mientras meajustaba la corbata en mi privado, pensaba cuán dichoso era de tener la oportunidad de vivir en carne propia la conducción de una elección presidencial. No sabía entonces que la dicha también seacompañaría de conflicto. A las 8 en punto entré en la sala de sesiones del Consejo General. Lucía imponente. Alrededor de su mesa de madera en forma de herradura estaban ya los consejeros electorales, losconsejeros legislativos y los representantes de los partidos políticos. Se respiraba un aire de emoción y tranquilidad. Todo el mundo atendía con cortesía el inicio de la sesión. Tomé la palabra paradeclarar el inicio formal de la jornada electoral.

“Hoy es una fecha importante en la vida democrática de nuestro país. Desde hace unos minutos y hasta las 6 de la tarde, más de 71 millones de ciudadanosestarán en posibilidades de emitir su voto en más de 130 mil casillas para decidir quién será el próximo presidente de la República y quiénes integrarán las dos cámaras del Congreso de la Unión”.Dije que 913 mil ciudadanos estaban listos para recibir a los votantes y contar sus votos. “Se trata del esfuerzo cívico más importante que se realiza en México”. Finalicé: “Declaro el inicio formal...