Ponle
Los suplicios de los mártires marcan dos cumbres de la historia: la cumbre de la crueldad, de los instintos sanguinarios y ferales del hombre y la cumbre de la grandeza moral, del heroísmo sobrehumano de que es capaz el mismo hombre asistido por la ayuda de Dios y bajo los estímulos religiosos.
El destierro.
La pena menos dura en que el cristianopodía incurrir, era la del destierro, pero aún así a veces tenía consecuencias trágicas.
Era común, aunque no siempre se daba, tratándose de cristianos, la confiscación de los bienes y la muerte civil o pérdida de los derechos de los ciudadanos.
Superior al destierro en la escala de las penas era la deportación. Se la consideraba como pena capital porque llevaba consigo la muerte civil. Así esque a los deportados se les trataba como a forzados, y se los internaba en las islas de peor y más áspero clima. En ocasiones, las privaciones y el látigo o el palo de los guardianes apresuraban un fin que les parecía tardaba demasiado en llegar.
San Juan Evangelista fue relegado a la isla rocosa de Patmos: las mujeres romanas Flavia y Domitila, a las islas Pandataria y Poncia: San Clemente Papa alPonto y a otros diversos sitios San Cornelio, Cipriano y Dionisio de Alejandría.
Los trabajos forzados.
La condena a trabajos forzados, en especial a las canteras y minas, era ya antigua en el imperio romano y usada con frecuencia. Con ella quedaba beneficiado el Estado por el trabajo gratuito de aquellos centros de riqueza. Muchos cristianos sufrieron esta pena en tiempos de laspersecuciones.
En diversas épocas hallamos mención de cristianos condenados a las minas. Estos forzados cristianos, vivían en el interior de la mina, mal alimentados y apenas vestidos, y temblaban de frío debajo de sus harapos en el aire helado de los subterráneos. Sin cama se acostaban en el suelo. Les estaban prohibidos los baños, lo que no era la menor de sus privaciones. A los presbíteros se lesprohibía celebrar misa. Pero, en los años 308 y 309, la crueldad subió a cuotas insospechadas, mutilándose a los detenidos, y arrancándoles el ojo derecho. A los jóvenes se les castraba. Muchos de estos cristianos, entre los cuales se hallaban mujeres y niños, morían agotados en el camino y eran pasto de los chacales.
La decapitación.
La decapitación se realizaba en público, pero sin solemnidad. Sesolía dar el golpe mortal, en cualquier postura, ya fuera de rodillas, o de pie junto a un poste. La ejecución se llevaba a cabo con una espada, pues por ley no podía ser sustituida ni por un hacha ni por otra arma cualquiera.
En el siglo III, muchos cristianos sufrieron la decapitación, baste nombrar los siguientes: el soldado Besa, las mujeres Ammonaria, Mercuria, y Dionisia, en Alejandría; elPapa Sixto II y sus diáconos, en Roma; el obispo Cipriano, Montano, Lucio y Flaviano, en Cartago; Santiago, Mariano y sus innumerables compañeros, en Lambesa.
La pena de la hoguera.
Hasta el siglo II, parece que fueron pocos los cristianos condenados al fuego. A excepción de Nerón, que hizo quemar a muchos cristianos a guisa de antorchas vivientes, en el Circo Máximo, fueron atados a postesvestidos con una túnica rociada de pez y de resina, para que sirvieran sus cuerpos en llamas de velas encendidas para iluminar la noche. De todas formas la hoguera fue un suplicio terrible y además frecuente.
El escenario de la ejecución solía ser por lo general el estadio o el anfiteatro.
El suplicio de fuego, como queda dicho, constituía, por lo común un espectáculo que se ofrecía al público.Pero los métodos del suplicio tuvieron variantes, según lo ordenase los magistrados.
Así es como se inventó la caldera de aceite hirviendo, la caldera de betún encendido, la cal viva, la jaula o lecho de hierro candente.
Uno de los suplicios más horribles lo sufrió Pedro, que era chambelán de Diocleciano, a quién se asó vivo en unas parrillas, en que, para alargar sus sufrimiento, se le iban...
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