PONSEGRE



Seminario Iberoamericano de Políticas de Vivienda – San Miguel de Tucumán, República Argentina, 11 al 14 de Noviembre de 2003
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LAS ESCALAS DE LA POBREZA ENAMÉRICA LATINA.
RESCATE DE LA CIUDAD INFORMAL EN RIO DE JANEIRO:
EL PROGRAMA“FAVELA - BAIRRO”.


Ponente: Arq. Roberto Segre
Profesor Titular, PROURB/DPA/FAU/UFRJ, Río de Janeiro;
Profesor Titular Consultante, FAU/ISPJAE, La Habana.


1.- América Latina. Estructuras urbanas de la pobreza.

Todavía historiadores y politólogos no coincidieron en los rasgos distintivos del siglo pasado. Paraalgunos, fue el más corto de la historia; para otros, el más intenso en las innovaciones científico-técnicas o en el fervor de las revoluciones sociales: nunca se agolparon en tan breve tiempo y en tan dilatado espacio: México, Rusia, China, Cuba, y otras fugaces1. Representaron la lucha de pueblos enteros contra la extendida y creciente pobreza en el mundo. Intentaron forjar sociedades justas,equilibradas y esperanzadoras, que eliminasen las agudas contradicciones del capitalismo industrial y financiero. También es lícito definirlo como el siglo urbano. Jamás había ocurrido en la historia de la Humanidad que la población de las ciudades superase la población rural, vuelco ocurrido en la década de los noventa. El viejo sueño de Marx y Engels de acabar con la antítesis entre ciudad ycampo se hizo realidad ante la desaparición de ambos términos: para Françoise Choay y Claude Lelong2, hoy cabe hablar de “lo urbano” y de los “archipiélagos urbanos” en la absorción de las polaridades extremas en una integración territorial y ecológica, según Paul Virilio3.

Otra acepción sería asumir el siglo en términos de antagonismos ambiguos. Categorías binarias opuestas quedan diluidas enlímites imprecisos, bordes difusos, procesos entrelazados, realidades translúcidas y dialógicas4. Dictadura y democracia; razón y sentimiento; arte y ciencia; real y virtual; orden y caos; izquierda y derecha; opulencia y precariedad; ciudad formal y ciudad informal no resultan más separadas por nítidas líneas divisorias. Por una parte, las opciones son múltiples e inesperadas, como demostraronGuattari y Deleuze5, contrarias a todo determinismo lineal y polarizado; por otra, la velocidad de los cambios y


transformaciones en el mundo actual, producen acontecimientos inesperados: sólo Nostradamus hubiera intuído el derrumbe del sistema socialista, la presidencia de Nelson Mandela en África del Sur, o el atentado a las torres del WTC en Nueva York.

Sin embargo, los vertiginosos avancescientíficos, la globalización económica y cultural, acaecidos a partir de la segunda mitad del siglo pasado, no acarrearon mejoras significativas para la mayoría de la población: según el Subcomandante Marcos, de los cinco billones que habitan la Tierra, sólo 500 millones viven aceptablemente6. El Brasil, con una población de 160 millones urbanizada en un 75 %, posee 90 millones de pobres –el 62 %del total– y 4 mil favelas esparcidas por todo el territorio7 . Esto repercute en la imagen de la ciudad, perdida definitivamente su coherencia formal y espacial: el suburbio anónimo predomina sobre la centralidad simbólica, la hegemonía de la miseria invalida diseños y patrones estéticos de la sociedad afluente. En las áreas metropolitanas de Río de Janeiro y San Pablo, habitan más de seismillones de personas en las precarias favelas o en los hacinados slums8.

En América Latina, a partir de la Segunda Guerra Mundial, múltiples intentos ansiaron rescatar el hábitat espontáneo de los inmigrantes marginales. En los años sesenta, la “Alianza para el Progreso” quiso contraponerse al modelo cubano y respaldó la política del Estado “benefactor” en la construcción de gigantescos...