Por El Presidente Thomas
Recibimos un conocimiento de la verdad y la respuesta a nuestros más grandes interrogantes cuando somos obedientes a los mandamientos de Dios.
Mis queridos hermanos y hermanas, cuán agradecido estoy por estar con ustedes esta mañana. Suplico su fe y sus oraciones al responder al privilegio de dirigirme a ustedes.
A través de lossiglos, los hombres y las mujeres han procurado conocimiento y entendimiento en cuanto a esta existencia mortal, y en cuanto al lugar que ocupan y el propósito que tienen en ella, así como también sobre el camino a la paz y a la felicidad. Cada uno de nosotros emprende esa búsqueda.
Ese conocimiento y entendimiento están al alcance de toda la humanidad y se encuentran en las verdades que soneternas. En Doctrina y Convenios, sección 1, versículo 39, leemos: “Porque he aquí, el Señor es Dios, y el Espíritu da testimonio, y el testimonio es verdadero, y la verdad permanece para siempre jamás”.
El poeta escribió:
Aunque cielo y tierra dejaran de ser,
la verdad, la esencia de todo vivir,
seguiría por siempre jamás1.
Hay quienes preguntarán: “¿Dónde se ha de encontrar esa verdad, y cómohabremos de reconocerla?”. En una revelación dada por medio del profeta José Smith en Kirtland, Ohio, en mayo de 1833, el Señor declaró:
“…la verdad es el conocimiento de las cosas como son, como eran y como han de ser…
“El Espíritu de verdad es de Dios…
“y ningún hombre recibe la plenitud, a menos que guarde sus mandamientos.
“El que guarda [los] mandamientos [de Dios] recibe verdad y luz, hasta que esglorificado en la verdad y sabe todas las cosas”2.
¡Qué gloriosa promesa! “El que guarda [los] mandamientos [de Dios] recibe verdad y luz, hasta que es glorificado en la verdad y sabe todas las cosas”.
En esta era iluminada en que se ha restaurado la plenitud del Evangelio, no es necesario que ustedes ni yo viajemos por mares inexplorados o andemos por caminos desconocidos en busca de la verdad.Un Padre Celestial amoroso ha trazado nuestro curso y ha proporcionado una guía infalible: la obediencia. Recibimos un conocimiento de la verdad y la respuesta a nuestros más grandes interrogantes cuando somos obedientes a los mandamientos de Dios.
Aprendemos la obediencia a lo largo de nuestra vida. Empezando desde que somos muy pequeños, los que son responsables de nuestro cuidado establecenpautas y reglas para asegurarse de que estemos a salvo. La vida sería más sencilla para todos si obedeciéramos esas reglas al pie de la letra. Sin embargo, muchos de nosotros aprendemos por experiencia lo sabio que es ser obedientes.
De pequeño, todos los veranos, desde los primeros días de julio hasta los primeros días de septiembre, con mi familia nos quedábamos en nuestra cabaña de Vivian Park, enel cañón de Provo, Utah.
Uno de mis mejores amigos durante esos días despreocupados en el cañón era Danny Larsen, cuya familia también tenía una cabaña en Vivian Park. Todos los días, él y yo paseábamos por ese paraíso de niños, pescando en el arroyo y en el río, recolectando rocas y otros tesoros, haciendo caminatas, ascendiendo montes, o simplemente disfrutando cada minuto y hora de cada día.Una mañana, Danny y yo decidimos que queríamos hacer una fogata esa noche con todos nuestros amigos del cañón; sólo teníamos que despejar un lugar en un campo cercano donde nos pudiéramos reunir. El pasto de junio que cubría el campo se había secado y se había vuelto espinoso, haciéndolo inadecuado para nuestros propósitos. Empezamos a arrancar el pasto alto a fin de despejar una sección grande enforma de círculo. Tiramos y arrancamos con toda nuestra fuerza, pero lo único que conseguíamos sacar eran pequeños manojos de la arraigada hierba. Sabíamos que esa tarea tomaría todo el día y ya se nos estaba acabando la energía y el entusiasmo.
Entonces acudió a mi mente, la de un niño de ocho años, lo que consideré sería la solución perfecta. Le dije a Danny: “Todo lo que tenemos que hacer es...
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