Por El Sur De Colombia
POR EL' SlJR
¿.
DE COLOMBIA
EXCURSION
PINTORESCA
Y CIENTIFICA
AL PUTUMAYO
PROLOGO
DE
S.PEREZ TRIANA
11
BIBLIOTECA POPULAR
DE CULTURA COLOMBIANA
Biblioteca PopuZar de Oultura Oolombiana
Miguel
POB EL SUB
Triana
DE COLOMBIA
DEDICATORIA.
e ;eustre expeorador dee Caquetá
,EXCMO.
SIl.
GllAL.
llAl'AEL
.REYES
y
A LA
SOCIEDAD
GEOGRAFICA
DE BOGOTA
de la cuales digno PresiJenÚ.
M. T.
Pren8QaileZ Ministerio
de Ed1M)aci6ft, Nacio1Wl
1950
Miguel Triana
POR EL SUR
DE COLOMBIA
EXCURSION
PINTORESCA
Y CIENTIFICA
AL PUTUM4.YO
PROLOGO
8. PEREZ
DE
TRU,NA
,
BIBLIOTECA
POPULAR
DE CULTURA
COLOMBIANA
PROLOGO
Siempre fue el viajero reconocido decidor de maravillas ,
prodigios. Porque lo que aquí es del dominio común y proPiedad del vulgo, es másallá causa de asombro, que la novedad
magnífica, dándole algo como esPlendor y belleza. El viajero
dejó, osado, la sombra del nativo b~,s¡,ue, o la margen del patrio río, o la aspereza hosPitalial". }el monte donde corriera
su infanda; traspasó esa línea lejana del horizonte, limite de
las migraciones mentales de los tímidos, ya que circunscribia
su mundo, y hacia la cual jamás habían movido ellosla tarda
planta.
y anduvo el viajero sin lograr jamás tocar con la mano,
como se toca un muro, esa Une.a del, horizonte, siempre vaga,
siempre lejana, dentro de cuyo mágico circuito veía él, al adelantar sus pasos, nuevas y distintas manifestaciones en las cosas inertes de la naturaleza, en la vida de los hombres, en la
armonía infinita de lo creado.
El viajero primitivo, -el de los días de lainfancia de la
humanidad, cuyo modelo perdura en el esPíritu a través de
(o,ambios y de vicisitudes, como si fuera el único genuino y
w,d .•dero, dejando para todo lo posterior cierto aire de modificación transitoria, eslabón de ""d;;;:.: qt!P se une a otro, que
a su vez vendrá a ver otros en pos de sí,- no se servía dé
ninguno de los métodos de que nos hablan las historias. No
andaba él a lomo decuadrúpedos, ni, uncidos éstos como bueyes, o enganchados como caballos a vehículos provistos de ruedas, se servía de ellos para recorrer la distancia; ni mucho menos podía siquiera soñar con las modernísimas formas de transporte en que, ,aprisionadas ciertas fuerzas expansivas de la
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#¡lturalezII en flrrells cárceles, se debatm en palpitacionesrltmiCIIS y le sirven .al hombre llevánJolo ytrayéndolo en el haz
de la tierra, ya sobre ella misma, ya sobre la onda estremecida,
ya· bajo la arqueada bóveda sombría de túneles 'Y vías subterr(Ínetls.
Si queremos concebir al viajero y simboliztlrlo, lo comprenderemos en marcha, hacia el más allá, sobre sus propios'
pies, midiendo el suelo a pasos acompaslldos, en conldcto. di'tecto .y constttnte con el suelo mismo, dejando sus huellasestllmpadas, como un recuerdo de su personalidad peregrina 'Y
fugitiva. As;, en esa comunión íntima con la naturaleza, el
1/illjero primitivo, fdrmando casi parte de ella, la comprend;a,
la amaba, la temí.a; par. él, el buen tiempo o la tempe~tllJ,
~ran C054 de importancia m4gna, aspectos. que le llegaban al
1I1ma,como a l. del amante la sonris. de bienvenida o el ceño
del enojo de ltl amada; visto as; elpaisaje, o mejor dicho, asi
sentido, queJaba de él en el alma del viajero un. huella más
lxnuJa y mtÍs duradertl que la de las pl/Jntas de él mismo en el
polvo del caminD, borrada por la primera ráfaga de los vientos.
Esas peregrinaciones, lIunque lentas, eran fecundas; el ,.a.d;o quealc4nza~n
nunca era muy extenso y se vda contenido por la onda caudalosa de algún ,.¡o, por el tlbrupto Iltlnco
dealguntl serranía, o por el limPido espejo de la mar; el viajero tornaba a su hogar, portad01" de un mensaje de maravilla
y de prodigio, tanto más hermoso y robusto, cuantO mayor
fuera .SIl copacidad de visión y de comprensión de la naturaleza. Porque este mundo exterior que nos rodea crece en proporción a nuestrfl proPia potencía visutll; no hay horizonte
. material tan estrecho que pueda...
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