Por qué el mundo no es plane

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POR QUÉ EL MUNDO NO ES PLANO
Volumen XII • Número 3 • 2007 83
Ilustración: Carlos García

Se dice que la globalización ha integrado a la gente, pero los datos muestran que sólo lo ha hecho en una ínfima parte

POR QUÉ ELMUNDO NO ES PLANO
PANKAJ GHEMAWAT
La globalización ha integrado a la gente, los países y los mercados más que nunca antes, convirtiendo las fronteras en reliquias del pasado, al menos eso es lo que se dice. Pero un vistazo crítico a los datos revela un mundo que apenas se ha integrado una fracción más que el que creíamos habitar. De hecho, más del noventa por ciento de las llamadas telefónicas,el tráfico en la red y la inversión, es local. Es más, aun esa pequeña medida de globalización podría escabullirse.
«LAS IDEAS SE EXPANDEN más rápidamente y saltan fronteras. Los países pobres tendrán acceso inmediato a información que otrora se restringía al mundo industrializado y, acaso, sólo viajaba hacia fuera lentamente. Electorados enteros aprenderán lo que alguna vez sólo sabían losburócratas. Pequeñas empresas ofrecerán servicios que anteriormente sólo los gigantes podían proveer. En todas estas formas, la revolución de las comunicaciones es profundamente democrática y liberadora, nivela el desequilibrio entre grande y pequeño, rico y pobre». La visión global que predijo Frances Cairncross en La muerte de la distancia luce sobrecogedora. Parece que vivimos en un mundo que ya noes una colección de países aislados y «locales», efectivamente separado por muros de aranceles, deficientes redes de comunicación y suspicacia mutua. Es un mundo que, de creérsele a los más prominentes propulsores de la globalización, es cada vez más cableado, informado y, podría decirse, «plano». La idea es interesante. Y, si la tendencia en materia de publicaciones sirve de indicador, laglobalización es algo más que una poderosa transformación económica y política: es una industria artesanal en auge. Según el catálogo de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos, en los años noventa unos 500 libros se publicaban sobre la globalización. Entre 2000 y 2004, pasaron a más de cuatro mil. De
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hecho, entre mediados de los años noventa y 2003, la tasa de crecimiento de lostítulos relacionados con la globalización se duplicaba cada 18 meses. En medio de tal desorden varias obras sobre el tema han logrado atraer atención significativa. Durante una reciente entrevista por televisión, la primera pregunta que se me hizo —de veras— fue si aún pensaba que el mundo era plano. El entrevistador se refería, por supuesto, a la tesis del columnista del diario The New York Times,Thomas L. Friedman, en su bestseller El mundo es plano. Friedman afirma que diez fuerzas —en su mayoría responsables de la conectividad y la colaboración a distancia— están «aplanando» el mundo y nivelando el campo del juego de la competitividad global, como jamás se ha visto. Suena convincente. Pero las afirmaciones de Friedman son simplemente las últimas de una serie de visiones exageradas queincluyen «el fin de la historia» y «la convergencia de los gustos». Algunos escritores de este estilo ven la globalización como algo bueno: un escape de las viejas escisiones tribales que han dividido a los humanos o una oportunidad para venderle la misma cosa a todo ser en la Tierra. Otros lamentan su propagación cancerosa, proceso mediante el cual todo el mundo terminará comiendo la misma comidarápida. Las más de las veces, estos argumentos son un llama-

do de orden emocional antes que cerebral, una dependencia de la profecía, un estímulo semiótico (es decir, tratarlo todo como un signo), una manera de enfocar la tecnología como lo que moviliza el cambio, un énfasis en una educación que «crea» nueva gente y quizá, ante todo, un clamor por la atención. Pero todos tienen algo en común:...