por qué nos parecemos a nuestras mascotas
La ciencia busca una explicación para uno de los fenómenos más curiosos de la vida moderna: el habitual parecido entre un humano y su perro
Durante losprimeros minutos de 101 dálmatas, Pongo se pasa la tarde mirando por la ventana en busca de alguna novia para su distraído y solitario amo. En esa escena, podemos ver al perro observando a distintasmujeres que pasean por la calle, con un perro sospechosamente parecido atado a su correa. Pongo analiza con detenimiento las patas de los animales, los atuendos de las personas y a menudo llega a laconclusión de en realidad nada les diferencia demasiado. Por eso, cuando de pronto sus ojos se topan con la preciosa dálmata que más adelante dará a luz a su centenar de cachorros, no tiene duda de quesu mejor amiga humana será igualmente hermosa.
Porque parece que no es ficción, ni tampoco un mito eso de que las mascotas y sus dueños terminan por parecerse mucho. De hecho, el investigador SadahikoNakajima, un psicólogo de la Universidad Kwansei Gakuin de Japón, lleva años estudiando a qué se debe este curioso fenómeno, obteniendo resultados impresionantes. Por ejemplo, en una de sus primerasinvestigaciones, vio como un grupo de sujetos era capaz de relacionar a determinados perros con sus verdaderos amos simplemente consultando unas fotografías de sus rostros.
Es cierto que en ocasionesdecimos que animales y humanos pueden parecerse por su peso (si el dueño es obeso, dicen, lo más probable es que lleve una vida sedentaria y que por lo tanto su perro también lo sea) o por laspreferencias de género y raza (si el dueño es un hombre quizá tienda a preferir tener un perro más grande y robusto, y si es una mujer quizá desee vivir con un animal más pequeño y delicado). Sin embargo,lo que los estudios de Nakajima han determinado es que sólo a través de la mirada y de las facciones faciales estas relaciones se pueden establecer fácilmente.
No sabemos cuál será el siguiente paso...
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