Por Todos Los Dioses
... Es lo que a mí más me gusta y me ha gustado siempre. Pero que me las cuenten de viva voz: mi abuelo, mi padre, un amigo, el profe, cualquiera a quien le apetezca y sepa contarlas. Por eso imaginé así este libro: cerré los ojos, agucé los oídos de la fantasía y escuché la voz del viejo poeta Homero narrando las más extraordinarias leyendas y aventuras que hayanpodido ocurrir jamás. Seguro que sabes de sobra quién es Homero, pero aun y todo, él mismo tiene la gentileza de presentarse en el primer capítulo y hasta va a pedirte que tú también te presentes, pues le gusta saber siempre a quién cuenta sus historias. Yo me he limitado a reuniros a los dos, a ti y a él, en las páginas de este libro, para que puedas escuchar directamente de sus labios las másfantásticas narraciones de la mitología clásica. Las epopeyas, andanzas, maravillas, venturas y desventuras de los dioses y de los héroes de la antigüedad. Nadie como Homero para contártelas. Ya lo hizo hace cientos y cientos de años en sonoros versos inmortales, y ahora lo va a repetir con palabras y maneras de hablar de hoy. Aguza tú también los oídos de la fantasía, imagina que estás sentado junto algran poeta al amor de la lumbre, si es invierno, o a la sombra de una frondosa higuera si hace calor, y escucha con suma atención, sin perder palabra ni gesto, las historias más bellas jamás contadas. Pasa la página y observa atentamente aquel viejo apacible sentado junto al camino, con un cayado y una lira junto a él, es el poeta Homero. Acércate con toda confianza...
CAPITULO 1
HOMERO YYO
¡Por todos los dioses del Olimpo!, ¿quién anda ahí? Noto una presencia humana muy cerca, ¿quién está a mi vera, quién? Me gusta saber si alguien me escucha o hablo sólo para el viento. Y ahora sé que alguien está oyendo mi voz, son ya muchos años aguzando el oído y hasta el olfato como para equivocarme. Seas quien seas, ven, acércate, no tengas ningún temor. El viejo Homero no se come a nadie.Al viejo y ciego Homero sólo le gusta que lo escuchen, que alguien, sea hombre o mujer, oiga con gusto sus versos y sus historias. Incluso si es un muchacho como tú. ¿Qué cómo sé que lo eres? Más de un mancebo me ha acompañado, como lazarillo, a lo largo de los caminos y los días. He tenido de todo, ¿sabes? Picaruelos que se aprovechaban de mi ceguera y nobles jovencitos que guiaban mis pasossalvaguardándome de obstáculos y peligros. Tuve uno en Esmirna a quien le gustaban con locura mis versos y mis leyendas. Se llamaba Nicómaco. Cuando yo cantaba, él contenía el aliento y permanecía mudo y quieto como una estatua, tanto que yo interrumpía de pronto mi epopeya para cerciorarme de que Nicómaco seguía a mi lado. ¡Y vaya si seguía ... ! junto a mí siguió hasta que el dios Apolo lo hizotambién cantor y poeta, y se echó a recorrer como yo los caminos de la Tierra recitando las aventuras de los dioses y de los héroes. Aventuras que también a mí me gustaría escuchar ahora de tus labios, divino Homero. ¿Divino yo? ¡No me hagas reír, muchacho, no me hagas reír! También el filósofo Platón me llamó «divino poeta» y hasta hubo quien dijo que yo era la personificación de Orfeo, a quien Apoloregaló su lira y a quien enseñaron a cantar las propias musas. No, por todos los dioses, esas son exageraciones; ¡yo nunca amansé a las fieras con mi canto, como Orfeo, ni conseguí, como él, que las rocas y los árboles danzasen al son de mi música y mis versos!
Claro que tampoco soy un don nadie, como se han atrevido a decir ciertos comentaristas de mis dos grandes obras La Ilíada y LaOdisea. «De Homero no sabemos nada. Es sólo un nombre», tuvo la osadía de escribir un profesorete de tres al cuarto llamado Glotz. ¡Ah, no, señor mío, de eso nada! Homero existió y existe, pues los poetas nunca mueren del todo, por si usted no lo sabía. ¡Se han dicho de mí tantas cosas y tan controvertidas, muchacho ... ! ¿Quieres saber que hasta siete ciudades griegas se disputan el honor de ser mi...
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