Prólogo en jeans

Prólogo en jeans.

Yo sé quien puede ver todos mis sueños, es quien no olvida desearme buenas noches y así poder admirar el espectáculo que le brindo al dormir; él que al despertar aplaude extático, desde su esfera, para congratularme de pie; ha sintonizado mis amplias profundidades, de los más interesantes capítulos grotescos a las más sublimes aventuras de la infancia, sin juzgarme nicriticarme. No puede salir de su casa (aunque no le gustaría salir) la cual está únicamente constituida por tiempo y viaja sin rumbo dentro de una esfera henchida de espacio. En una ocasión su casa se acercó lo suficiente al cristal de esta esfera como para ver lo que había del otro lado, sólo vio que se encontraba en un vacío inmenso, no había nada más que blanco.
Su casa es de una calidez humana, apesar de que cuenta nada más con un sofá de donde casi nunca se levanta, tapizada de distintos colores pastel para cada habitación (cocina, comedor, dos baños, tres recamaras y un sótano), y rodeada de una irrazonable cantidad de ventanas movedizas, por donde puede ver mis sueños. Lo conozco porque se me presentó en uno. Recuerdo que me sorprendí aquella vez que lo soñé, y el se sorprendió deverme en su casa, cosa que nunca había sucedido a lo largo de sus días de espectador.
Era un gato gris, bípedo y alto, como de mi estatura, de cara regordeta y grandes ojos bermellón, vestía sólo unos jeans amarillos. Sin duda una visión bastante peculiar, pero en ningún momento atemorizante. Esperé a que él hablara. Saludó cordialmente, estrechando mi mano, y me habló en mi idioma. Dijo que meconocía desde que nací. Me conocía a través de mis sueños, sabía cómo es mi mundo, quienes son mis familiares y amigos, los conocimientos que poseo, y, algo inquietante, el verdadero ser que subsiste en mí. Él, en ese momento comprendí, era Dios. Conocía mi aspecto, pero nunca me había visto tan de cerca, tan materializado, frente a él. Quería abrazarme con euforia, pero decía que temía despertarme,haciéndome desaparecer instantáneamente de ahí. Me pidió que me tomara una fotografía junto a él. Yo no sabía qué sucedía en ese momento, y actuando con naturalidad le contesté que no llevaba una cámara fotográfica conmigo. Me dijo que sí, que tenía una en mi mano. Levanté mi mano y en ella se encontraba una cámara plateada Kodak. Accedí. Después de la fotografía, con gran entusiasmo me contó quiénera y que hacía en el tiempo. No era ningún dios, ni el todo poderoso abrahamico, ni el griego de los sueños; no posee poder alguno sobre nada que no esté dentro de su casa, y mucho menos podía dirigir esta misma para navegar en su limitada esfera. A pesar de su aspecto antropomorfo no era un animal o cualquier ser viviente conocido; no respiraba oxígeno y no se alimentaba, no se podía decirsiquiera si estaba vivo. Sabía lo que no era, una larga lista que incluía todo “no”, que resumido era un simple “nada”. Lo interrumpí, con cierta timidez por el gran respeto que inspiraba, para hacerle una pregunta que él contestó con atenta solicitud. Le pregunté qué hacía mientras yo estaba despierto. Como ya he dicho él ve mis sueños mientras duermo, pero en mis momentos de vigilia se dedicaba aescribir lo que sucedió en ellos. Ahora entendía por qué tanta atención hacia mí: yo era su vida, de alguna manera, yo también era su Dios. Entonces le pregunté si él era un sueño o si él estaba dentro de mí.
–Un par de ocasiones me he hecho la misma pregunta y el único argumento sustentable sería que si yo fuera un sueño no tendría conciencia de mi existencia. Yo para ti puedo ser un paisaje vistodesde una ventana, pero yo veo múltiples paisajes a través de estas ventanas y lo que veo son tus sueños. Mira hacia esa ventana, eso lo sueñas ahora.
¿Estaba soñando en ese momento? Si estoy dormido y soñando deberíamos aparecer el conejo y yo en esa ventana, él señalando hacia la ventana, como si nos estuviéramos reflejando; pero sólo veía mi figura paseando por un deslumbrante pasillo de...