precesion de los simulacros
La ilusión ya no es posible porque la realidad tampoco lo es. Este es el planteamiento del problema político de la parodia, de la hipersimucación o simulación ofensiva. Toda negatividad política directa, toda estrategia de relación de fuerzas y de oposición, no es más que simulación defensiva y regresiva.
Dentro de esta imposibilidad de aislar el proceso desimulación hay que constatar el peso de un orden que no puede ver ni concebir más que lo real, pues solo en el seno de lo real puede funcionar.
El desafío de la simulación es inaceptable para el poder, ello se ve aún más claramente al considerar la simulación de virtud: no se castiga y, sin embargo, en tanto que simulación es tan grave para fingir un delito.
La parodia, al hacer equivalentessumisión y transgresión, comete el peor de los crímenes pues anula la diferencia en que la ley se basa.
La única arma absoluta de poder consiste en impregnarlo todo de referentes, en salvar lo real, en persuadirnos de la realidad de lo social, de la gravedad de la economía y de las finalidades de producción.
En un mundo sin diferencias, la referencia del deseo, o incluso de la confusión del principiode realidad y del principio de deseo, son menos peligrosas que la contagiosa hiperrealidad.
El capital es quien primero se alimentó, al filo de su historia, de la desestructuración de todo referente, de todo fin humano, quien primero rompió todas las distinciones ideales entre lo verdadero y lo falso, el bien y el mal, para asentar una ley radical de equivalencias y de intercambios, la ley decobre de su poder.
Él es quien primero ha jugado la baza de la disuasión, de la abstracción, de la desconexión, de la desterritorialización, etc. Y si es el quien viene formando el principio de la realidad, él es también quien primero lo liquido con la exterminación de todo valor de uso, de toda equivalencia real de la producción y la riqueza, con la sensación que tenemos de la irrealidad de lasposibilidades y la omnipotencia de la manipulación.
El poder apuesta por lo real, juega la baza de la crisis, se esmera en recrear posturas artificiales, sociales, económicas o políticas.
De ahí la histeria característica de nuestro tiempo: la otra producción, la de valores y mercancías, la de las buenas épocas de la economía política, carece de sentido propi hace mucho tiempo.
Desde hace muchotiempo el poder no sueña más que en producir signos de su realidad.
Una obsesión tal que se perfila ya por todas partes, expresando a la vez la compulsión de deshacerse del poder (nadie lo quiere ya, todos lo dejamos para los otros), y el nostálgico pánico de su perdida. La melancolía se las sociedades sin poder, ella fue una vez quien suscitó el fascismo, la sobredosis de un referencial fuerte enuna sociedad que no puede culminar su enlutada vocación.
Por recrudecimiento artificial del poder, de lo real y de lo social por lo que intentamos escabullirnos. Esto sin duda, acabara produciendo el socialismo.
Simulación que puede durar indefinidamente: a diferencia del –autentico- poder que es, que fue una estructura, una relación de fuerzas, una apuesta, el poder del que hablamos, nosiendo más que el objeto de una demanda social, ser objeto de la ley de oferta y demanda y no estará ya sujeto a la violencia y a la muerte.
El trabajo es objeto de una -demanda-social, como el ocio, al que se equipara en funcionamiento general de la vida.
El escenario del trabajo se monta para ocultar que lo real del trabajo, de la producción, ha desaparecido. Y también lo real de la huelga, que yano consiste en detener el trabajo, sino en su alternativa en la cadencia ritual de la anualidad social.
La simulación corresponde a un cortocircuito de la realidad y a su reduplicación a través de los signos. La finalidad del análisis ideológico siempre es restituir el proceso objetivo, y siempre sea un falso problema el querer restituir la verdad bajo el simulacro.
A semejante ideología de...
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