Prefacio de la unidad
Por Luis E. Llanes.
Si hay un momento crucial en la vida de la Iglesia, en el que es necesario hacer un replanteo serio del concepto de “Iglesia” es esta hora. Las razones son las siguientes: notamos un mover del Espíritu de Dios hacia la consolidación de la Unidad, manifestado dentro de una gran cantidad de siervos de Dios aquí en la Argentina. Estostestifican de la inquietud que Dios ha estado poniendo en sus corazones sobre este asunto que creen de importancia. Esta intranquilidad se ha traducido en la creación de los llamados Consejos Pastorales, en diferentes ciudades de nuestra nación. La experiencia, a través de varios años de su gestación, nos ha enseñado la importancia de estos Consejos dentro del plan de Dios en busca de la consolidación dela Unidad del Cuerpo. Aunque en algunos lugares han fracasado en el intento, producto de ni haber entendido el propósito de Dios con los Consejos Pastorales, en los lugares donde están funcionando debidamente, se ha producido un cambio sustancial en el cuerpo de pastores, en las congregaciones; un cambio sustancial con repercusiones positivas dentro de las ciudades donde están constituidos. Porotra parte, hay lugares que, aunque se está luchando por hacer real ese deseo, tal parece como inalcanzable y en otros ni el intento de alcanzarlo se manifiesta todavía.
Sin embargo, en sentido general, notamos que hay un concepto muy vago de lo que es Iglesia. Y este aspecto es sumamente importante para que la unidad sea evidente y percutiva dentro de ella y en la sociedad. Sabemos que somospastores, sabemos que somos parte de una congregación, sabemos que tenemos un ministerio y, dentro del todo, sin embargo, nos sentimos como solos, independientes, sin sentido de relación. Estamos tan ensimismados en nuestros propios asuntos que hemos perdido el concepto de relación que tanto necesitamos para poder llegar a lo que Dios quiere.
En ocasiones sucede que dentro de la misma ciudad unministro se debate en medio de una lucha campal contra los problemas de carácter espirituales. Todos tenemos ojos para notar la situación. Como espectadores de una película, vemos desarrollarse la historia dramática con un desenlace fatal. Después, todos tienen la respuesta, pero, cuando ya no hay solución; antes, nadie fue a dársela. En ocasiones, hasta un sentimiento de satisfacción morbosa surgefurtivo de lo profundo de nuestro corazón traducido en palabras de reproches y críticas, cuando más bien estos hechos deberían rompernos el corazón de dolor, por el paladín caído y exclamar, como exclamó David por la caída de Saul: “¡Ha perecido la gloria de Israel sobre las alturas, cómo han caído los valientes” (1 Sam. 1:19) “Llorad por Saúl...” (1:24)
Ante nuestros ojos transcurre la vidaeconómica de un siervo de Dios. Todos lo notamos: no viste bien; sus zapatos están rotos; su familia, pasando necesidad; él, luchando solo para tratar de resolver los problemas familiares. Se produce una lucha interna: el ministerio con hambre o un trabajo remunerado sin ministerio - “Él debe venir y exponer su situación”, dice alguien. Pero “alguien” no lo haría tampoco si estuviera pasando la mismasituación. - “El Pastor Fulano dejó el ministerio, ahora vende chupetines en la calle”, comentamos cuando viene el colapso. Pero nadie fue y se interesó por el Pastor Fulano para darle una mano.
Alguien, un poco más sensible, se levanta con una posible solución, pero nadie le hace caso. Otro más decidido se dispone a hacer algo por iniciativa propia, pero lo hace solo como para que la gloriade haber hecho algo sea para él.
Esto no solo pasa a nivel ministerial, sino a nivel de la Iglesia Local. Cada uno vive su vida. Cada uno aprendió de su Pastor a vivir su vida muy personal. Aprendió a no interesarse por nadie, pues la calidad de únicos les impide ver el resto de la familia, que aunque parte de ella y ella parte de él, sin embargo no la percibe porque no la discierne. La...
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