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EL DULCE MOMENTO DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

Artículo original del profesor Juan Carlos Martínez Lázaro del IE Business School.
Publicado en la revista ECO-FIN en marzo de 2007.
Editado por el Departamento de Publicaciones del IE. María de Molina 13, 28006 – Madrid, España.



A falta de un año para las elecciones generales, el Gobierno aborda la recta final de lalegislatura con una situación económica que, aparentemente, va viento en popa. No sólo porque el crecimiento del pasado año se aceleró hasta el 3,9% (la tasa más alta desde el año 2000 y la mejor de todas las economías del G-7), sino porque, en líneas generales, la composición de este crecimiento parece que ha sido algo más equilibrada que en años anteriores: la inversión en bienes de equipo se haincrementado, se han reactivado las exportaciones y ha aumentado la productividad en un contexto de fuerte aumento del empleo. Es decir, según nuestras autoridades económicas empieza a haber señales del ansiado cambio en el modelo de crecimiento de nuestra economía: el consumo cede protagonismo a la inversión y a las exportaciones, al tiempo que por fin se incrementa la productividad, cuyo escasocrecimiento en los últimos años ha sido poco menos que responsable de casi todos los males que acechan al país.

También la inflación se está comportando sorprendentemente bien. Durante buena parte del año pasado el IPC se mantuvo en tasas cercanas al 4% pero, al llegar el otoño, empezó a disminuir, en paralelo al descenso experimentado por los precios del petróleo, hasta llegar al 2,5% que tenemosahora. Gracias a este descenso, se ha reducido la brecha que mantenemos con nuestros socios europeos hasta niveles menores a un punto, una diferencia que hacía mucho tiempo que no veíamos.

Pero es en el ámbito del mercado de trabajo donde quizás se están cosechando los resultados más espectaculares. Hasta no hace mucho el desempleo era considerado como un problema crónico, irresoluble yconsustancial a nuestra economía, y, junto al terrorismo, encabezaba las encuestas que hacían referencia a las preocupaciones que los españoles consideraban más importantes. Pues bien, en poco tiempo, y casi sin darnos cuenta, hemos pasado a colocarnos en una situación que, en algunos parámetros (ocupación masculina, determinadas áreas geográficas…), no anda muy lejos del pleno empleo. La tasa de paroacabó en 2006 en el 8,3% de la población activa, un registro desconocido desde 1978 y que nos sitúa ligeramente por debajo de la media europea. Si sólo con este dato ya tendríamos motivos suficientes para la alegría, cuando miramos el otro lado de la moneda, es decir la creación de empleo, encontramos una de las claves del éxito de la economía española. El año pasado se crearon casi 700.000puestos de trabajo, lo que llevó a que, por primera vez en nuestra historia, se superaran los 20 millones de empleados. Un dato que toma especial relevancia si lo comparamos con los 12,5 millones que había a finales de 1996. Dicho de otra manera, en los últimos diez años en España se han creado 7,5 millones de nuevos puestos de trabajo. Y en paralelo a ese inusitado proceso de creación de empleo, elpaís ha sido capaz de absorber un intenso flujo inmigratorio que, de alguna manera, está cambiando nuestra estructura social.

Según los datos oficiales, en España residían a principios del pasado año algo más de cuatro millones de extranjeros, sobre una población que se acercaba a los 45 millones de habitantes. Esto supone un porcentaje superior al 9% que, seguramente, se vería incrementado si sepudiese contabilizar a los inmigrantes que se encuentran en situación irregular. Pero, independientemente de la cuantía exacta de la población inmigrante, sobre lo que no hay duda es sobre el beneficioso efecto que ha tenido su presencia en la economía española. No sólo porque ha venido a incrementar una población que estaba prácticamente estancada en los 40 millones de habitantes y que además...