Por otro lado, la campaña anticorrupción se cobró dos notorias víctimas. A la cabeza, Arturo Durazo Moreno, alias El Negro, el todopoderoso y gansteriljefe de Policía y Tránsito del Distrito Federal entre 1976 y 1982, quien además había sido amigo desde la infancia y hombre de confianza de López Portillo.Durazo vio el final de su imperio personal con el tránsito a la nueva Administración y el 30 de junio de 1984 fue detenido en Puerto Rico por el FBI arequerimiento de las autoridades aztecas, que le procesaron por tráfico de drogas, tenencia de armas, extorsión, homicidio en múltiple grado y otros cargos pordelitos presuntamente cometidos durante el sexenio lopezportillista, en el que amasó con escandalosa impunidad una colosal fortuna; extraditado en 1986, ElNegro recibió una condena de 16 años de prisión de los que cumplió seis.
El otro preboste de la etapa precedente caído en desgracia fue Jorge Díaz Serrano,antiguo director de Pemex, destituido en 1981 por López Portillo por discrepancias en torno a la política de precios del petróleo. Díaz fue desaforado comosenador y terminó también en prisión por las ilegalidades cometidas durante su gestión al frente del monopolio energético, entre las que destacó, en plenoboom petrolero, la venta de crudo en el mercado abierto de Ámsterdam por un valor sustancialmente superior a los precios oficiales establecidos por laempresa; Díaz y sus colaboradores descontaron estas transacciones del balance oficial de cuentas y las divisas obtenidas habrían terminado en sus bolsillos.
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