Prevención Del Delito
I. Introducción.
II. Antecedentes.
III. Definición.
IV. Cómo hacer que las cosas sucedan.
V. Políticas públicas.
VI. El compromiso político y el centro de responsabilidad.
VII. Participación comunitaria.
VIII. Conclusiones.
I. Introducción
Un principio físico fundamental, la Tercera Ley de Newton, señala que a cada acción corresponde unareacción en igual tamaño y magnitud, pero en sentido contrario. Es algo que podemos comprobar a diario y en numerosas ocasiones. Es un conocimiento válido producto, según la historia al respecto, del sentido común con base en la observación. Podría creerse que esta lógica es la que ha dominado la producción de políticas públicas referidas a la delincuencia; como los grupos de delincuentes cada vezestán mejor armados y son más violentos, la respuesta de las instituciones debe ser en igual tamaño y magnitud: más armas, reacción y proscripción. Sin embargo, debemos considerar si es el camino correcto, más aún cuando nos referimos al ámbito de la Prevención del Delito y la Seguridad Pública y la modesta (acaso no decepcionante) obtención de resultados; o replantear el trayecto andado y abrirlos temas y las propuestas en dicha materia, de qué funciona y qué no, para quién, en qué circunstancias y por qué.
En este proceso, tanto la teoría como la investigación académica han sido subestimadas. Vistos como un mundo aparte, los estudios sobre la delincuencia en México alertan sobre la ineludible necesidad de modificar las diversas formas de enfrentarla, pero el diálogo se convierte enmonólogo a la hora de la asignación de recursos económicos y el costo político que ello conlleva. Esto no es nuevo ni reciente.
La desgastada afirmación de que el sistema penal no es capaz de erradicar los delitos es una verdad de Perogrullo. El punto dramático al respecto se encuentra en el impresionante crecimiento en los últimos decenios de acciones con las etiquetas de prevención del delito yseguridad pública, ciudadana, comunitaria y demás adjetivos, como conceptos base de iniciativas, prácticas y debates intelectuales que han tenido como elemento central la reacción, y como principal actor, el sistema de seguridad y justicia penal.
Las denominadas políticas públicas en materia de prevención del delito han sido esencialmente reactivas, parciales y discontinuas en el tiempo, sin tomaren cuenta que, hasta donde se tiene conocimiento, la evaluación no ha sido parte de ellas. Los resultados que pueden brindar no sólo no han tenido impacto objetivo sino tampoco subjetivo. Las personas cada vez confían menos en las instituciones para garantizar un derecho fundamental de seguridad.
Pero la decepción y frustración ciudadanas acarrean consecuencias no deseables. La falta decumplimiento de las expectativas contenidas en las leyes penales, la impunidad que ello provoca y la corrupción extendida en el contexto sociopolítico nacional, han ocasionado la tolerancia ante determinados delitos y conductas. Es decir, los mecanismos de <negación>, <minimización> o <normalización> de la violencia a la que diariamente es expuesta la población, paulatinamente han mermadolas normas de convivencia. Desde esta perspectiva, la violencia es una vía común en la solución de conflictos.
Por otro lado, la percepción de vacío institucional y la sensación de que a pesar de la intervención de las autoridades (no pasa nada), provoca que la impotencia, la insensibilidad y la intolerancia se apoderen de la población. Los niveles de desengaño se constituyen en la esencianegativa de las relaciones; es entonces cuando el miedo al delito puede <contribuir a desestabilizar el sistema de justicia y, por consiguiente, del orden social. También puede abrir la vía a una regresión hacia la justicia privada, que de justicia sólo tiene el nombre>.
La autodefensa se justifica bajo el ropaje del <combate a la delincuencia>.
Los linchamientos surgen como una forma...
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