Prisa por vivir sin prisa
“Nunca hemos ido tan rápido hacia ninguna parte” (Alejandro Llano)
Un rasgo idiosincrásico del ser humano consiste en la prisa por realizar sus expectativas vitales.A diferencia del niño, que todavía no se percibe como un ser abocado a la muerte, y al que, por tanto, no le preocupa gastar el tiempo en esto o aquello, el hombre maduro es bien consciente delcarácter irremplazable de cada instante. Podría decirse que la madurez consiste precisamente en aprender a valorar el tiempo, o en valorarlo, sencillamente. De hecho, el valor de cualquier cosa se funda enla consciencia de su escasez. Así lo expresa Ortega:
"Somos nuestra vida, y nuestra vida consiste en que nos hallamos obligados a sostenernos en medio de las cosas, del ancho y complicado contorno.Tenemos en cada instante que decidir lo que vamos a hacer, esto es, lo que vamos a ser en el instante inmediato. Si fuésemos eternos, esto no nos angustiaría; lo mismo daba entonces tomar una u otradecisión. Aun erradas, siempre quedaba tiempo para rectificarlas. Pero lo malo es que nuestros instantes son contados y, por tanto, cada uno es irremplazable. No podemos impunemente errar: nos va enello... la vida o un trozo insustituible de ella. El hombre tiene que acertar en su vida y en cada momento de ella. Por eso no puede su existencia consistir -como la de los olímpicos- en un indiferentey elegante resbalar de cosa en cosa, de ocupación en ocupación, según lo que buenamente traiga el azar a cada jornada. Los olímpicos, seguros de que no morirán nunca, pueden permitirse este lujo; lomismo da hoy que mañana, esto que lo otro. Pero el hombre tiene prisa. La vida corre. La vida es prisa. De aquí la esencial desesperación que nos produce el esperar, la calma de las cosas. Ellas tieneny se dan más tiempo que el que está a nuestra disposición." (¿Qué es la vida? Lecciones del curso 1930-1931, pp. 445, 446)
Sin embargo, la prisa que debiera caracterizar al ser humano,...
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