profesor
Pero, no obstante, he de hacer a aquella parte de la Academia la justicia de reconocer que notodos eran tan visionarios. Había un doctor que al reunirse un senado asistieran determinados médicos a las sesiones de los tres primeros días, y al terminarse el debate diario tomaran el pulso atodos los senadores. Después de maduras consideraciones y consultas sobre la naturaleza de las diversas enfermedades debían volver al cuarto día al senado, acompañados de sus boticarios, provistos de losapropiados medicamentos, y antes de que los miembros se reuniesen, administrarles a todos lenitivos, aperitivos, abstergentes, corrosivos, restringentes, paliativos, laxantes, cefalálgicos, ictéricos,apoflemáticos y acústicos, según cada caso lo requiriera. Y teniendo en cuenta la operación que los medicamentos hicieren, repetirlos, alterarlos o admitir a los miembros en la siguiente sesión. Esteproyecto no supondría gasto grande para el país, y, en mi concepto, sería de gran eficacia para despachar los asuntos en aquellos en que el senado comparte en algún modo el poder legislativo paralograr la unanimidad, acortar los debates, abrir unas pocas bocas que hoy están cerradas, cerrar muchas más que hoy están abiertas, moderar la petulancia de la juventud, corregir la terquedad de los...
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