Profesora de Redacción

Pensar en las consecuencias. Todos los seres humanos tienen un límite para tolerar la frustración y de él depende la capacidad o incapacidad para afrontar las consecuencias de sus actos, algo quetiene su origen en los primeros años de vida. Cuando en la infancia se ha sido rígidamente controlado y censurado por expresar determinadas emociones o sentimientos, lo normal en la vida adulta es quela persona tienda a huir de situaciones que impliquen algún tipo de conflicto, por mínimo que sea. Esto es fácil de comprobar; basta con observar lo que hace una persona de este tipo cuando se disgustao está ansiosa. Lo más seguro es que encuentre múltiples motivos para no expresar lo que siente. Experimentará rabia, frustración pero probablemente permanecerá silenciosa a fin de no tener queafrontar las consecuencias de sus palabras. Es decir: evitará expresarse creyendo que con ello se sentirá mejor. Sin embargo, esta es la trampa: evitar y aislarse sólo aumentan el miedo y, en consecuencia,la ya de por si escasa tolerancia a asimilar positivamente los fracasos. Lo mejor en este caso sería averiguar qué es lo que verdaderamente quita el sueño y aprender a compartimentar la experienciaglobal, según los distintos problemas: en primer lugar hay que descubrir en qué situaciones se padece más angustias, distinguiendo y eligiendo las que tengan un menor coste emocional; después hay quepreguntarse frente a quienes se siente miedo; y por último valorar objetivamente el resultado final de la experiencia y extraer las oportunas conclusiones. Hacer un diagnóstico de la situación.Evidentemente para marcarse unos objetivos claros y saber qué se necesita aprender para vencer el miedo hay que hacer un diagnóstico meticuloso de la situación que lo produce. Un miedo fácil de superar:Según diversos estudios basado en la psicología de la conducta, el miedo a hablar en público es uno de los más fáciles de superar si la persona logra afrontar la situación que le provoca temor. Estos...