profesora

Monja / el último escrito de la hija de la hermana Bernarda

Poesía gremial

Ni pequeños ni grandes hombres
ni banales ni esotéricas mujeres
ni seres conectados con un símbolo espiritual 
que persiguen y que responsabiliza todas sus hazañas
ni niños índigo con aires de superioridad
ni mineros de experiencia más extendida temporalmente
que su propia vida como tal
supieron como sé yo introducir en un agujero de tamaño estándar
diámetro de tarteleta 
circunferencia de chop 
otro objeto de tamaño menor
diámetro de vaso de licor
circunferencia de tubo de ensayo 
empujados únicamente por un goce sádico
que no tiene nada que ver con el entorno 
ni mi madre que de niña me decía
así se cortan las galletas
y lo que sobra es para otras
y lo que sobra de esas es para máses el encierro
encerraría a todo por pura obsesión por el encaje
hay tanta cosa suelta que por pura generosidad
yo los retengo entre mis dientes con la fuerza justa
y hasta que no quieren no se van 
porque ni viejos ni chotos ni desprolijos
ni sudados en los rincones más desconocidos de la anatomía
pierden la noción del deseo
y siempre saben decir basta
y yo aunque estoy seria me río depronto, muy para adentro
mi estómago tiene la circunferencia de mi boca
y la risa el esplendor de una luz providencial
claro que nunca digo que estamos benditos
me verían con mala cara y no sabría 
en qué circunferencia encajarla.
















Simetría

Si el mundo está compuesto de desproporciones, hay una chance de que no sea así. La expectativa sy la decepción sesuceden una tras otra y siempre están colmadas del mismo caudal de intensidad. La capacidad mental para distorsionar los elementos tiene la (única) virtud de responder a un mecanismo exacto, y su padecimiento sólo puede ser compensando con la admiración de que no flaquee, él con toda su armadura, su lógica de piedra, sus argumentos sólidos, sobreviviente por y más allá de las tormentas.
Unaesperanza depositada en algo, ilusión ficticia de éxito, pequeño barco de madera tallado con horas de trabajo personal, oscuridad, distorsión del tiempo, es recibida por la realidad por cachetazos y desprecios tan intensos como el amor que se invirtió en inventarla. El riesgo de los inventores de todos los tipos.
Los escritores tienen su papel: la debilidad los obliga a inventar una historia detalladade sus esperanzas vuelta metáfora, sin la exigencia a las que nos somete el psicoanálisis de desnudar los miedos sin ponerles nombre. En el instante de la creación, la ilusión no flaquea ante nada. Ni es el clima suficiente excusa, ni el tiempo, ni todas las partes relativas de la vida. Es la comodidad de explayar un juego de niño con la ventaja de la posibilidad de ser aplaudidos. Pero nada, enel fondo, se aleja más de un show que la tristeza, ni su correspondiente y versátil metáfora. El escritor se ve, cuando es visto su relato, envuelto en una bruma de desconcierto: aquello que quiso disimular con furor inconciente, no sólo puede ser leído al pie de la letra- usted es un hombre triste – sino que corre el riesgo de ser rechazado por su misma condición de negrura. Nada que es negropuede sugerir o conducir hacia la luz. Y nadie busca sino un respiro aliviado en esta parálisis de humo a la que nos somete el carácter lineal de la realidad – ni el escritor, ni los lectores, ni sus madres, ni la vida, con sus azares pintorescos -. La diferencia entre nadie y el pobre hombre solo y triste que escribe en su manto de seda, enajenado, es que ha nacido con la incapacidad de defensa antela sola idea de que todo el mundo construido no sirve sino para alimentarse a sí mismo y que, al fin y al cabo, revestir sus patologías y lo que ellas le hacen pensar con otras patologías u otros pensamientos sólo potencia la altura del cuarto de espejos en el que vive su encierro. Y si otro aparece, lo hace para decirle con verbos imperativos que, si bien no sabe, como él, qué se debe hacer...