Profesora
Hombre práctico, buscó la solución, pero todos sus intentos fracasaron hastaque finalmente se resignó y olvidó la cosa, aunque él siguió usando uno de sus inventos fallidos porque le era práctico.
Cierto día debió firmar su registro de ingreso a un hotel y sacó dichoinvento él cual fue observado por otra persona que se interesó por esa peculiar lapicera que lo entrevistó mas tarde en su cuarto privado y le propuso a Biro llevarlo, con su invento, a su país, laArgentina, para producir y comercializar aquella novedad. Por un lado, Ladislao Biro ni siquiera sabía en qué lugar del mundo había un país llamado Argentina y, por otra parte, ya había desechado laposibilidad de producir en serie su lapicera. No se mostró nada entusiasmado aunque agradeció el ofrecimiento y dijo que lo pensarla.
Poco tiempo se inicia la Segunda Guerra Mundial con la invación de Hitlera Polonia y dá comienzo a la persecución de los judíos.Ladislao Biro y su amigo Juan J. Meyne, dueño de un taller de costura y colaborador en el ya olvidado invento de la lapicera, se reunieron aprincipios de 1940 en casa del primero para hablar de un tema que superaba a cualquier otro: su propia supervivencia. Ambos eran de origen judío y sabían qué les ocurriría si no escapaban cuanto antes.Pero ¿adónde? Hitler seguía avanzando y pronto toda Europa estaría en su poder.
Biro recuerda la oferta de ese señor argentino y se pone a buscar aquella tarjeta de presentación que recibió en el...
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