profesorado
Cuando nací, creì siempre que fue una desilusión para varios. Esperaban varón y vengo a caer yo… en esa época se usaba el rosa para la nena y el celeste para el varón. Solo el blanco para el Bautismo…. Imagino la cara de los que esperaban a mi hermano y se encontraron conmigo. Cuando pienso en eso, me siento mal. Me da tristeza por mi y por los que se acercaban a la cunaesperando a otro. Ya debiera de haberlo aceptado sin que me produzca angustia. Por el contrario, siento que es algo pendiente y a pesar de mi edad, y de no pocas sesiones terapéuticas, todavía siento bronca mezclada con el dolor.
No debe de haber sido muy grato para el hombre que espera un hijo, para el tío que espera un sobrino, o para el abuelo que espera un nieto, encontrarse con una nena quevestirá de rosa, que nunca jugará a la pelota, que no será quien lleve el apellido. Por eso, y mas adelante lo repetiré seguramente, yo firmo con mi apellido de soltera. Considero que no pertenezco a mi esposo, sino soy su compañera de camino. Si perteneciera a el me sentiría un objeto, algo que se compra por algún precio y que se lo lleva a la casa para que haga lo que el dueño quiere. He sido rebeldeen este y otros aspectos. Un día mi marido me preguntó enojado porqué yo no usaba su apellido, estaba en un “ataque de machismo”. Le expliqué el porqué y como es inteligente, lo comprendió aunque no dejó de molestarlo porque socialmente es un desacato a lo que está establecido.
Resulta que si te separas ya no usas el apellido,… pero sí el auto, la casa o lo que fuere. Quizá también por esosiempre le dejé muy en claro, que aunque nuestras finanzas mejorasen algún día, yo seguiría trabajando y disponiendo de mi dinero porque es la paga que recibo por mis esfuerzos. De eso no le doy explicaciones ni tampoco se las pido a el. Respeto su trabajo y la paga que recibe por el, al punto de no exigir nada para mi, sí para los hijos que son de ambos. Creo que en la casa, la obligación de lamanutención es de los dos progenitores. Nunca me imaginé sin trabajo, es más, cuando quedé sin el, me desesperé como si perdiera parte importante de mi vida. Lo recuperé, y aseguro que luché a brazo partido por eso. No lo hubiera recuperado si no hubiera intervenido mi buen Dios….
Volviendo al comienzo, esperaban varón…. Llegué yo, como una oveja negra en medio del rebaño.
EL CAMPO
Es el lugar endonde pasé mi infancia. El lugar de los primeros sueños de adolescente y en donde añoro muchas veces regresar solo a estar unas horas en silencio, pero no puedo porque allí vive mi hermano con su familia.
El olor a tierra mojada todavía la puedo sentir como algo tan agradable que en toda mi vida no lo voy a olvidar…
El olor a los paraísos en flor también… y ahora hay algunos cerca de casa, alllegar la época de florecer salgo a la vereda y me paro para que la brisa traiga el aroma… es delicioso.
Las chozas que hice junto a mis hermanos con cañas que cortábamos de un cañaveral se parecía a una casita espléndida y mi madre nos daba cosas para comer adentro. Yo adornaba la choza siempre con enredaderas que cortaba de entre las plantas y hoy las enredaderas envuelven mi casa… me gustaverla llena de plantas.
Solíamos tener “hijos” mi hermana Bibiana y yo, eran unas calabazas de cogote largo, las envolvíamos en trapos y eran unos bebés hermosos… para tener tacos altos nos poníamos adentro de las zapatillas unas mandarinas verdes y así estábamos más altas pero el dolor de pie era insoportable… salíamos a las chuequeadas, pero no importaba si parecíamos señoras grandes.
Mi hermanoGabriel nos miraba como desencajado por las pavadas que decía que hacíamos, sin embargo se acercaba a jugar y nos ayudaba a construir la choza, el hacía cuchillos con trozos de árbol y pedazos de lata, y según decía se iba de caza a traer animales salvajes que siempre “casi” lo mataban. Cuando mi papá vio cómo hacía sus “cuchillitos”, primero se sintió feliz de tener un hijo “tan inteligente” y...
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