Profordems
Autora: Zaira Guadalupe Vázquez Figueroa
Asociación Integral de Apoyo a la Deficiencia Auditiva ADAIO – México Julio 2005
Por lo regular, al hablar del transporte público, lo primero que nos viene a la mente es la actitud de las personas que nos encontramos en los camiones día con día, el ver a los conductores manejando enojados, aventándonos el dinero con el queles pagamos nuestro pasaje, los pasajeros molestos, gritando: ¡BAJAN, BAJAN! Enojados porque el chofer no pudo o no quiso detenerse en donde ellos querían… , estoy segura que todos hemos vivido actitudes de este tipo y podríamos formar una lista larga… pero lo importante y lo que quiero que sepan es que, conocí a un camionero especial.
Esto sucedió hace algunos días, y quiero decirles que cambiómi forma de pensar hacia los camioneros. Era un Lunes por la tarde… ¿o un Martes?... bueno, lo que sí recuerdo es que eran las 3:30 de la tarde y hacía un calor terrible, yo regresaba a mi casa después de haber estado toda la mañana en mi escuela.
Subí a un camión de la ruta 368, y después de 20 minutos de ir observando las calles, cabeceando porque me estaba durmiendo y de ir pensando en ladeliciosa comida que me esperaba al llegar a casa, sucedió algo que llamó mi atención; vi a alguien sentado en la banqueta, cerca de la Preparatoria No. 5 (donde yo estudié), era un señor de aproximadamente 40 años de edad, le hizo una seña al camionero; el camionero se detuvo y vi que el señor realmente no estaba sentado en la banqueta, estaba sentado sobre un pequeño carrito, al cual lo separabandel suelo cuatro llantitas como de 5 centímetros de alto, pero… ¿por qué usaba este carrito para desplazarse?, en cuestión de segundos vi que no tenía piernas. Después, el señor se acercó a la puerta del camión porque iba a subir, el camionero caminó hacia él con una mirada de admiración y respeto que yo he observado en muy pocas personas, y le dijo: Señor, ¿va a subir? Yo pensé que solo iba acruzar la calle. Dígame por favor cómo puedo ayudarlo. El señor le contestó: Mire joven, sólo ayúdeme a subir esto; y le dio el carrito con el que se desplazaba. Entonces el señor subió los escalones del camión y se sentó en uno de los asientos de adelante. Mientras subía, el camionero le decía que no se preocupara por el tiempo, que subiera tranquilo y que ya que estuviera listo le dijera paraseguir su camino. Una vez que arrancó el camión, escuché que el camionero preguntó: ..y ¿hasta donde va señor?; y él le contestó: Voy aquí cerca, al mercado de Abastos; después me bajé del camión y ellos seguían platicando…
Es admirable la actitud que observé en el camionero, sin sentimientos de LÁSTIMA, sin DISCRIMINACIÓN, sin RECHAZO. Pienso que si todos tuviéramos esta actitud ante las personas,nuestra vida y por supuesto la vida de todos sería diferente. Es necesario que nos veamos como iguales, nadie es superior a los demás, somos personas, pensamos, sentimos y valemos lo mismo; todos formamos un mismo mundo, nuestros hijos, padres y hermanos habitan en él. Cualquiera de nosotros podemos enfrentarnos directa o indirectamente con alguna discapacidad y a todos nos gustaría ser tratadoscon respeto y hacer que los demás vean lo que podemos hacer, las capacidades que tenemos y no la discapacidad.
Termino mi anécdota, mandando una FELICITACIÓN enorme al camionero, que, aunque no sé su nombre y puede ser que nunca lea este artículo, está ayudando con su ejemplo a que muchas personas cambien su forma de pensar y su actitud con la gente en la calle.
UN PASEO CON CLAUDIA
Autora:Berta
Fuente: Publicado en la Revista Síndrome de Down, Volumen 18, Marzo 2001
Claudia tiene 16 años y tiene síndrome de Down.
Algunos de vosotros os preguntaréis qué tiene que ver conmigo y por qué sale su nombre aquí...Pues bien, Claudia es mi hermana, y en esta redacción quiero expresar cómo han pasado estos trece años vividos con una hermana mayor que tiene síndrome de Down....
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