Prohibido suicidarse en primavera libro.
Chole
Alicia
La Dama Triste
Cora Yako
Fernando
Juan
Doctor Roda
Hans
El Amante Imaginario
El Padre de la otra Alicia
ACTO PRIMERO
En el Hogar del Suicida, sanatorio de almas del Doctor Ariel. Vestíbulo como de hotel de montaña, recordando esos paradores de turismo construidos sobre ruinas de antiguos monasterios y artísticamente remozados por ungusto nuevo. Todo es aquí extraño, sugeridor y confortable: el mobiliario, la plástica, el trazado de las arquerías, la disposición, indirecta de las luces acristaladas. En las paredes, bien visibles, óleos de suicidas famosos reproduciendo escenas de su muerte: Sócrates, Cleopatra, Séneca, Larra. Sobre un arco, tallados en piedra, los versos de Santa Teresa:
"Ven, Muerte, tan escondida
que note sienta venir
porque el placer de morir
no me vuelva a dar la vida".
Amplia verja al fondo, sobre un claro jardín de sauces y rosales. El jardín tiene un lago, visible en parte, un fondo lejano de cielo azul y montañas jóvenes nevadas. En ángulo, a la derecha, arranca una galería oscura, en arco, con una pesada puerta de herrajes, practicable, sobre el dintel, una inscripción que dice:"Galería del Silencio" .En frente, otra semejante, pero clara y sin puertas: ”Jardín de la Meditación”.
EMPIEZA LA COMEDIA
En escena, el Doctor Roda y Hans, su ayudante, con bata de enfermero. El primero, de aspecto inteligente y bondadoso; el segundo, de rostro y palabra mortalmente serio. El Doctor, al lado de una mesa volante de trabajo, revisa sus ficheros.
Doctor:
Desengaños deamor, 8. Pelagra, 2. Vidas sin rumbo, 4. Catástrofe económica... cocaína... ¿No tenemos ningún caso nuevo?
Hans:
El joven que llegó anoche. Está paseando por el parque de los sauces, hablando a solas.
Doctor:
¿Diagnóstico?
Hans:
Dudoso. Problema de amor. Parece de esos curiosos de la muerte que tienen miedo cuando la ven de cerca.
Doctor:
¿Ha hablado usted con él?
Hans:Yo sí, pero no me ha contestado. Sólo quiere estar solo.
Doctor:
¿Decidido?
Hans:
No creo: muy pálido, temblándole las manos. Al dejarle en el jardín he roto detrás de él una rama seca, y se volvió sobresaltado, con cara de espanto.
Doctor:
Miedo nervioso. Muy bien; entonces hay peligro todavía. ¿Su ficha?
Hans:
Aquí está.
Doctor (leyendo):
Sin nombre. Emplea banca.Veinticinco años. Sueldo, doscientas p. Desengaño de amor. Tiene un libro de poemas inédito. Ah, un romántico; no creo que sea peligroso. De todos modos, vigílelo sin que él se dé cuenta. Y avise a los violines: que toquen algo de Chopin en el bosque al caer la tarde. Eso le hará bien. ¿Ha ido a ver a la señora del pabellón verde?
Hans:
¿La Dama Triste? Está en el jardín de Werther.Doctor:
¿Vigilada?
Hans:
¿Para qué? La he venido observando días; ha visitado todas nuestras instalaciones: la de los ahogados, el bosque de suspensiones, la sala de gas perfumado... Todo le parece excelente, en principio, pero no acaba de decidirse por nada. Sólo le gusta llorar.
Doctor:
Déjela. El llanto es tan saludable como el sudor, y más poético. Hay que aplicarlo si que seaposible como la medicina antigua aplicaba la sangría.
Hans:
Pero es que igual le ocurre al profesor de Filosofía. Ya se ha tirado tres veces al lago, y las tres veces ha vuelto a salir nadando. Perdóneme el doctor, pero creo que ninguno de nuestros huéspedes tiene el propósito serio de morir. Temo que estamos fracasando.
Doctor:
Paciencia, Hans, nada se debe atropellar. La Casa del Suicidaestá basada en un absoluto respeto a sus acogidos y en el culto filosófico y ético de la muerte. Esperemos.
Hans:
Esperemos (Señalando con un gesto). La Dama Triste. (La Dama Triste llega al jardín de la Meditación.)
Dama:
Perdóneme, Doctor...
Doctor:
Señora...
Dama:
He seguido sus consejos con la mejor voluntad he llorado toda la mañana, me he sentado bajo un sauce...
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