Prohibido Suicidarse en Primavera reducida
Alejandro Casona.
Personajes:
Doctor Roda
Chole
Fernando
Juan
PRIMER ACTO:
En el Hogar del Suicida, sanatorio de almas del Doctor Ariel. Vestíbulo como de hotel de montaña. Todo es aquí extraño, sugeridor y confortable. En las paredes, bien visibles, óleos de suicidas famosos reproduciendo escenas de su muerte: Sócrates, Séneca, Cleopatra. Sobre un arco losversos de Santa Teresa:
“Ven muerte tan escondida
Que no te sienta venir,
Porque el placer de morir
No me vuelva a dar la vida”.
Amplia verja al fondo, sobre un claro jardín de sauces y rosales. El jardín tiene un lago y un fondo lejano de cielo azul y montañas nevadas. En ángulo a la derecha se observa una galería oscura, con una inscripción que dice: “Galería del Silencio” y en frente otrasemejante, pero clara: “Jardín de la Meditación”.
(Afuera estalla la alegre risa de una mujer. Entra corriendo Chole: una juventud impetuosa y sana. Asomada a la verja, llama con el grito jubiloso de los montañeros)
CHOLE: ¡Oh oh! (Penetra en escena. Mira agradablemente sorprendida alrededor y vuelve a llamar hacia el exterior) ¡Oh oh! (Contesta fuera la voz de Fernando)
VOZ: ¡Oh oh! (EntraFernando, joven también, alegre y decidido como ella. Traje de viaje, equipaje de mano, cámara fotográfica)
FERNANDO: ¿Tierra firme?
CHOLE: ¡Y qué tierra! Montañas con sol y nieve, un lago, un hotel confortable ¡y nosotros! Mira qué nombres tan bonitos… “Galería del Silencio… “Jardín de la Meditación”… Y en el parque, ¿has visto? “Sauce de los Enamorados”, con cuerdas colgadas para los columpios.Dame las gracias ahora mismo Fernando.
FERNANDO: Gracias Chole… ¡Qué aspecto extraño tiene todo esto!
CHOLE: ¡Encantador!
FERNANDO: Encantador, pero extraño. Seguramente uno de esos paradores de turismo para extranjeros y enamorados.
CHOLE: Lo que nos hacía falta. ¡Ay, qué vacaciones Fernando! ¿Ves? Siempre deberías dejarme conducir a mí. Te olvidas de los mapas, te metes por las carreteras queno va nadie, cierras los ojos en los cruces apretando el acelerador… y siempre llegas a algún sitio inesperado y maravilloso. La primera vez que me dejaste el volante descubrimos unas ruinas góticas ¿te acuerdas? La segunda…
FERNANDO: La segunda chocamos contra un castaño de Indias.
CHOLE: Pero lo único que se destrozó fue el carro. ¿Y aquella cabaña de pescadores donde nos ayudaron? Tenías unacara de espanto, que nunca te la había visto ¿Dónde fue?
FERNANDO: Era una playa, pero no me acuerdo cuál.
CHOLE: Y esta vez me dijiste: tenemos una semana de vacaciones en el periódico, vámonos a disfrutar nuestro amor en cualquier rincón tranquilo y feliz. Y aquí lo tienes.
FERNANDO: Decididamente, ¿nos quedamos aquí?
CHOLE: ¿Y dónde más? No podríamos seguir aunque quisiéramos. Todo ha sidopredestinado en este viaje. Tomé esta carretera que no figuraba en la guía, justo al llegar se nos acabó la gasolina y en cuanto nos bajamos, apareció una golondrina. ¡Es un buen augurio!
FERNANDO: Pues que así sea. Pero ¿es que no hay nadie en este hotel? (Llamando a gritos hacia un lado) ¡Oh oh! (Pausa)
CHOLE: (Hacia el otro lado) ¡Oh oh! (pausa)
FERNANDO: Nadie.
CHOLE: Mejor. ¡La montaña ynosotros! ¿Qué más nos hace falta? (Solemne) En nombre de España tomamos posesión de esta isla desierta. ¡Hurra, capitán!
FERNANDO: ¡Hurra, timonel!
CHOLE: (Abriendo los brazos) ¿Cómo le llamaremos a este rincón feliz?
FERNANDO: Cómo le llamamos a todos los rincones de la tierra donde estamos tú y yo.
AMBOS: ¡El paraíso! (Se besan, riendo dichosos de amor y juventud)
CHOLE: (Se queda mirandolos cuadros, extrañada) Mira… “Sócrates. Siglo quinto de Grecia. Cicuta”. “Séneca. Siglo primero de Roma. Sangría”. (Comenzando a inquietarse) ¿Y aquí? (Lee) “Ven muerte tan escondida, que no te sienta venir, porque el placer de morir, no me vuelva a dar la vida”. Santa Teresa. (Se miran desconcertados)
FERNANDO: ¡Nos metimos en un convento!
CHOLE: ¡Un convento! No me digas… El claustro y sus...
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