PROLOGO CONDE LUCANOR
En el nombre de Dios: amén. Entre las muchas cosas extrañas y maravillosas que hizo Dios Nuestro Señor, hay unaque llama más la atención, como lo es el hecho de que, existiendo tantas personas en el mundo, ninguna sea idéntica a otra en los rasgos de la cara, a pesar de que todos tengamos en ella los mismoelementos. Si las caras, que son tan pequeñas, muestran tantísima variedad, no será extraño que haya grandes diferencias en las voluntades e inclinaciones de los hombres. Por eso veréis que ningúnhombre se parece a otro ni en la voluntad ni en sus inclinaciones, y así quiero poneros algunos ejemplos para que lo podáis entender mejor.
Todos los que aman y quieren servir a Dios, aunque desean lomismo, cada uno lo sirve de una manera distinta, pues unos lo hacen de un modo y otros de otro modo. Igualmente, todos los que están al servicio de un señor le sirven, aunque de formas distintas. Delmismo modo ocurre con quienes se dedican a la agricultura, a la ganadería, a la caza o a otros oficios, que, aunque todos trabajan en lo mismo, cada uno tiene una idea distinta de su ocupación, y asíactúan de forma muy diversa. Con este ejemplo, y con otros que no es necesario enumerar, bien podéis comprender que, aunque todos los hombres sean hombres, y por ello tienen inclinaciones y voluntad, separezcan tan poco en la cara como se parecen en su intención y voluntad. Sin embargo, se parecen en que a todos les gusta aprender aquellas cosas que les resultan más agradables. Como cada personaaprende mejor lo que más le gusta, si alguien quiere enseñar a otro debe hacerlo poniendo los medios más agradables para enseñarle; por eso es fácil comprobar que a muchos hombres les resulta difícilcomprender las ideas más profundas, pues no las entienden ni sienten placer con la lectura de los libros que las exponen, ni tampoco pueden penetrar su sentido. Al no entenderlas, no sienten placer con...
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