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A raíz de la inesperada muerte de Carlos Fuentes, han proliferado los justos reconocimientos a sus méritos literarios como maestro de la narrativa. Pero Fuentes fue también un brillante ensayista yuno de los pensadores más lúcidos de nuestro continente. Baste mencionar su obra “El espejo enterrado”, donde hace un profundo análisis de la cultura hispanoamericana, o su más reciente libro “La grannovela latinoamericana”, en el que pasa revista a la evolución de la novela en Latinoamérica desde la época pre-ibérica hasta nuestros días.
En este artículo me limitaré a reproducir algunos de suspensamientos y propuestas en relación con la educación, el desarrollo y la política.
En 1997, Carlos Fuentes publicó un pequeño libro, intitulado: “Por un progreso incluyente”. En esta obra Fuentesanaliza el desarrollo de México en los últimos decenios, y observa cómo la desigualdad social se ha incrementado. Una minoría atesora inmensas fortunas, al extremo que México ocupa el cuarto lugar enel mundo en cuanto al número de millonarios, después de Estados Unidos, Alemania y Japón.
¿Cómo superar la brecha? se pregunta Fuentes. Se requiere promover políticas capaces de generar un crecimientomás igualitario, un “progreso incluyente”, responde, lo que supera “la adición ideológica a teorías del desarrollo exclusivas y excluyentes, derechistas o izquierdistas, demonizadoras, ora delEstado, ora de la iniciativa privada.
Debemos crear un nuevo consenso participativo que le dé su justo valor y sus funciones insustituibles al sector público y al sector privado. El puente entre ambos sellama la sociedad civil. Y el surtidor de la sociedad civil es la educación.”
Con su acostumbrada lucidez, Carlos Fuentes asegura que la naturaleza del progreso en el siglo XXI dependerá, ante todo,del factor educativo. Un “progreso incluyente” supone una “educación incluyente”. Y es al Estado a quien corresponde, primordialmente, la obligación de ofrecer una educación que no excluya a nadie...