Proyecto de vida

Sal Terrae 95 (2007) 311-321

Dios ha pasado por América Latina
Víctor CODINA, SJ*

Función profética de la Iglesia

A la luz de la Escritura, entendemos por «profecía» no la simple adivinación del futuro, sino el testimonio de aquellas personas, hombres y mujeres, que han tenido una fuerte experiencia de Dios, ligada a la historia de su tiempo, y que en nombre de Dios anuncian su mensajede salvación, denuncian el pecado del pueblo y llaman a la conversión. La profecía, que tiene su cumbre en Jesús de Nazaret, el profeta poderoso en obras y palabras (Lc 24,19), se ha de prolongar en la Iglesia.
Sin embargo, al recorrer los textos de eclesiología actuales, llama la atención que no se diga nada de la función profética de la Iglesia en la sociedad. La mayoría de las eclesiologíassólo contemplan a la Iglesia en sí misma (una, santa, católica y apostólica), sólo hacen referencia a su función magisterial y litúrgica interna. Se habla de la Iglesia como sacramento de salvación, pero da la impresión de que es un anuncio intemporal y ahistórico.
Falta en estas eclesiologías una orientación de la Iglesia hacia el horizonte del Reino de Dios, una clara afirmación de que laIglesia está en el mundo y que su mensaje ha de ser significativo para el contexto histórico de hoy. Es una Iglesia más memoria que profecía, sin un serio discernimiento de los signos de nuestro tiempo ni una reflexión sobre la acción del Espíritu en la historia.
Por eso la eclesiología se halla hoy perpleja ante el diálogo inter-religioso y ante los cambios del mundo de hoy. La ventana que Juan XXIIIabrió al mundo al comenzar el Vaticano II se ha vuelto a cerrar. Consiguientemente, en muchos ambientes eclesiales se respira un aire enrarecido, y la Iglesia se halla muy desprestigiada en amplios sectores.
Pero no podemos olvidar que hubo momentos en que la Iglesia ciertamente cumplió una función profética en su mundo concreto.

Algunos hitos proféticos significativos

La Iglesiaprimitiva, a pesar de ser un pequeño rebaño, un grupo sociológicamente parecido a lo que hoy llamamos «sectas», fue un fermento y un revulsivo para el Imperio romano. Su alegría, su sentido de comunidad alternativa, su apertura a los socialmente excluidos, mujeres y esclavos, su valentía en denunciar la idolatría y las costumbres degradantes del Imperio, el testimonio de sus mártires... impactaronprofundamente a la sociedad dominante y fueron una profecía viva del evangelio del Reino de Dios.
La evangelización misionera de la Iglesia a todo el mundo conocido, su capacidad de inculturación y de apertura a las diversas mentalidades, que hizo que la Iglesia fuera realmente «católica», es decir, potencialmente universal, fue también un signo de su función profética.
Pero con el constantinismo yla conversión de la Iglesia en la Iglesia oficial del Imperio, se oscurece esta dimensión profética: la Iglesia está en el poder, es más cemento que fermento, pierde fuerza y libertad evangélica, cree que ella es ya el Reino de Dios presente en la tierra, se debilita su horizonte escatológico, va reduciendo su mensaje a la dimensión interior de cada creyente, se calla ante las injusticias del podercivil, ya no hay mártires...
Entonces el Espíritu suscita movimientos proféticos, ordinariamente desde el margen de la Iglesia. Un ejemplo típico es el monacato. Hombres y mujeres del pueblo se van al desierto a recordar la dimensión escatológica del Reino, a vivir el ideal de la Jerusalén primitiva, a luchar contra el demonio presente en la sociedad, a interiorizar el evangelio, a criticar laconnivencia fácil entre la Iglesia y el Imperio, a hacer como un psicoanálisis profundo de la oscuridad del corazón humano todavía no convertido a Dios. De la «universidad» del desierto saldrán los mejores pastores de la Iglesia de aquel tiempo y la mayoría de los Santos Padres.
Otro momento profético fue cuando, ante la invasión de los bárbaros y la destrucción del Imperio romano, la Iglesia...