proyecto
individuo de otro grupo de edad. Se plantea de una forma distinta pero, al final, la meta de darle un sentido a nuestros días es igual de imprescindible.
Es imposible ofrecer una receta para desarrollar un proyecto de vida, esta es una tarea ardua, compleja e individual que puede darse únicamente a través de un proceso de reflexión
personal que indague en los propios gustos, preferencias, deseos y sueños. Es una empresa personal que nos puede conducir a rememorar antiguos hábitos y placeres de la
adolescencia, o a enfrascarnos en nuevas tareas y anhelos poco explorados.
Cuidado con los prejuicios
Desarrollar un proyecto de vida se complica, principalmente, por los prejuicios sociales que
existen sobre el envejecimiento. Por un lado, las personas a nuestro alrededor podrían
pensar que una persona mayor no debe cultivar nuevos pasatiempos y diversiones; por otro, la barrera que podría impedirnos desarrollar un proyecto de vida es el prejuicio que uno tiene
de sí mismo por el hecho de ser una persona mayor. Este tipo de pensamientos, erróneos y poco veraces, pueden materializarse en frases como “a mi edad, ¿ya para qué?”, “esas
cosas son sólo para los jóvenes”, y muchas otras.
Cabe resaltar que este tipo de pensamientos negativos acerca de la propia vejez están
asociados a un rendimiento más bajo en tareas intelectuales y pueden ir acompañados de
pensamientos depresivos que es necesario erradicar. Mientras más capaz te sientas de llevar a cabo una tarea, mejor será tu desempeño en ella, a esto se le llama autoeficacia. Por lo
tanto, para desarrollar un proyecto de vida personal, primero debes sentirte capaz de emprenderlo, sin importar la edad.
Cuidado con los pensamientos irracionales
Siempre que se emprenden tareas como el desarrollo de un proyecto de vida, nos topamos ...
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