Prueba
Santiago CASTILLO ARREDONDO
Catedrático de la UNED. España
I. INTRODUCCIÓN
La Educación Superior carece de sentido pedagógico si no nos preguntamos y
respondemos, en primer lugar, dónde queremos llegar o qué queremos conseguir. La
educación es un proceso que implica el cumplimiento de tres fases sucesivas y que se
relacionan entre sí: delimitación y definición de Los objetivos, programación de los
contenidos y evaluación de su consecución. La evaluación es el proceso mediante el cual
se constata en qué medida los estudiantes van alcanzado los objetivos previstos, en qué
medida el proceso educativo conduce al logro de los objetivos fundamentales, y confronta las metas fijadas con las realmente alcanzadas.
Son muchos los instrumentos que podemos utilizar para la evaluación, y por ello es
necesario tener conocimiento del amplio abanico de posibilidades. Es necesario
profundizar en el conocimiento y en el dominio de las distintas herramientas que pueden ser aplicadas en la evaluación de los aprendizajes para conocer mejor sus características
fundamentales, las ventajas e inconvenientes que presentan y las circunstancias o
momentos más adecuados para aplicarlas. Todo esto no tendrá sentido y coherencia
educativa si no lo enmarcamos en una didáctictica de la evaluación al igual que
asumimos con normalidad la didáctica de cualquier enseñanza.
Hay una constatación previa que es preciso tener presente: la escasa o nula referencia
en la literatura pedagógica y en los documentos de estudio sobre la educación superior o
la enseñanza universitaria a cómo debe realizar el profesor universitario la evaluación de
sus estudiantes. Se escribe mucho sobre la evaluación de la institución universitaria, la
evaluación del professor…; pero pocas referencias concretas a las técnicas e instrumentos que puede emplear el profesor universitario para evaluar a sus estudiantes,
que estrategias debe seguir o en qué momentos debe emplearlas. Estos estudios
siempre se quedan a la puerta del aula como sin atreverse a ver qué ocurre en su interior
y sin querer saber, por ejemplo, cómo actúa el profesor a la hora de evaluar a susestudiantes, qué instrumentos utiliza, que dominio tiene de las técnicas más habituales o
qué puesto ocupa la evaluación en su interpretación de la práctica docente. Esto puede
ser debido al respeto que en la educación superior se ha tenido a la tradicional
autonomía del profesor, cuya maxima expresión es el reconocimiento de la libertad de
cátedra. Pero también puede ser debido a la escasa o nula formación didáctica de la
mayor parte del profesorado universitario para el desempeño profesional de la
enseñanza en general, y de la evaluación de los aprendizajes de los estudiantes, en
particular. La consecuencia es que cada profesor actúa en la evaluación de los
aprendizajes según su saber y entender; o reproduciendo en su práctica docente las
experiencias vividas en sus etapas anteriores cuando aún era estudiante.
Creemos imprescindible, antes de entrar en aspectos más concretos, reflexionar sobre el
concepto, aplicación e interpretación que el profesor universitario debe tener de la
evaluación en el proceso de enseiñanza aprendizaje. Solo desde esta base tendrá
sentido profundizar en el concepto y uso diferenciado de estrategias, técnicas e
instrumentos para evaluar las diferentes actividades de enseñanza aprendizaje en la
universidad.
2. ¿ Qué entendemos por evaluación de los aprendizajes?
En la base de la concepción actual de la evaluación, tanto en la que se asienta en la ...
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