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Psicoanálisis Inédito
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El sinthome
Introducción a la lectura del Seminario XXIII*
Sophie Marret-Maleval

Consideremos seriamente la observación de Lacan que sigue a su pregunta a Jacques Aubert en
«El sinthome»: «¿No hay en los escritos de Joyce lo que llamaré la sospecha de que es o se
construye a sí mismo como lo que él llama en su lengua un redeemer, un redentor?»«En este punto, nos vemos reducidos a la opinión», agrega, «porque Joyce no nos lo dijo, lo escribió, y en esto radica toda la diferencia. Cuando se escribe, se puede tocar lo real pero no lo
verdadero.»1 No habría que suponer allí una simple nostalgia, el apoyo que Lacan toma en Joyce
en este seminario marca una desviación radical respecto al inconsciente freudiano que se descifra, en su relacióncon la verdad, como lo señalaba Jacques-Alain Miller en su intervención en las
Jornadas sobre «Las clases del sinthome». Es a partir de la cuestión de la escritura que Joyce le
enseñará cómo «ser hereje de la buena manera»: «elegir el camino por el cual alcanzar la verdad» y «someter [la elección] a confirmación».2 «La buena manera», indica Lacan, «es la que,
habiendo reconocido bien la naturalezadel sinthome, no se priva de usarlo lógicamente, es decir,
usarlo hasta alcanzar su real, al cabo de lo cual él apaga su sed.»3 Lacan, «tomando la mano de
Joyce» en lugar de la de Freud, concibe en este seminario, observa Jacques-Alain Miller, «un punto de vista sobre el síntoma, desde el cual este ya no es una formación del inconsciente».4 Lacan
promueve el concepto de parlêtre en lugar desujeto, desde que ya no se orienta por la articulación significante sino por la articulación del nudo de lo real, lo simbólico y lo imaginario a partir de
la topología. El Nombre del Padre se encuentra allí reducido a un sinthome (a saber, el núcleo del
síntoma) cuya función es la de anudar esas tres dimensiones. De la referencia del síntoma al organismo viviente, pasa al sinthome como «pieza suelta»,como lo formuló Jacques-Alain Miller: «el
sinthome es una pieza que se separa para disfuncionar», una pieza que atañe a las «funciones
del individuo» pero que tiene «en una organización más secreta […] una función eminente. De ahí
la idea», agrega, «de que en el análisis es cuestión de encontrarle, de improvisarle, una función».5
Trazaba, por lo tanto, en su seminario del 2004-2005, «Piezassueltas», las consecuencias del
viraje del síntoma al sinthome.
*

Publicado en francés en la sección «Orientación lacaniana» del sitio web de la École de la Cause
Freudienne (ECF), disponible en: http://www.causefreudienne.net/le-sinthome/
1

Lacan, J. El Seminario, Libro XXIII, El sinthome. Paidós, Bs. As., 2006, p. 77.

2

Ibid, p. 15.

3

Íbid.

4

Miller, J.-A. Piezas sueltas. Paidós, Bs. As.,2013. p. 19.

5

Ibid., p. 20.

1

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El cuerpo, montón de piezas sueltas
Uno de los pasajes esenciales surge de la concepción del cuerpo como «montón de piezas sueltas».6 Así Lacan desliza esta observación en las primeras páginas de «El sinthome»: «la naturaleza se caracteriza por no ser una, por eso se la aborda mediante un procedimiento lógico. […]la
naturaleza solo se atreve a afirmarse como un popurrí de fuera de la naturaleza»,7 es decir constituido de las tres dimensiones de lo simbólico, lo real y lo imaginario. «El cuerpo es comparable a
un montón de piezas sueltas», indica Jacques-Alain Miller, «no lo notamos en la medida en que
permanecemos cautivados por su forma, en la medida en que la pregnancia de su forma impone
la idea de suunidad». «Es el cuerpo viviente», agrega, «que vale como modelo del individuo, si
puedo decir el individuo en su indivisión. Si me permiten, la palabra indivisión se convierte en lo
que el individuo debe a la visión. Incluso la biología permanece tributaria de ese punto de vista ».8
El estadio del espejo enseñaba cómo la unidad del ser se deduce de la percepción de la imagen,
con el apoyo del...