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En el transcurso de todo su vida el hombre esta en busca de la tan anhelada felicidad, pero valdría la pena preguntarse ¿si es posible alcanzar tal estado con las restricciones quedía a día nos impone la cultura?; o si por el contrario la cultura no logra individuos felices sino resignados.

Es claro vercomo Freud en el transcurso de su obra muestra comola cultura es el producto de la represión de los instintos.
Inicialmente nos refiere el sentimiento “oceánico” que no es otra cosa que el sentimiento de eternidad que inspira lareligión, que refiere unas fórmulas para que el hombre sea feliz, por medio de reprimir la satisfacción de los instintos que por el contrario causa intenso sufrimiento al negar lasatisfacción de las necesidades. De esta forma como lo plantea el autor la religión en lahumanidad se convierte en un delirio colectivo, que no será reconocido como tal por la personaque lo comparte.

Se podría decir que cada uno debe buscar por si mismo la manera en que puede ser feliz “todo depende de la suma de satisfacción real que pueda esperar delmundo exterior y de la medida en que se incline a independizarse de éste.”[1] Y como última instancia para alcanzar la felicidad podría refugiarse en la neurosis al ver fracasar susesfuerzos por alcanzar la felicidad.

Eneste punto la religión perturba el libre juego de elección al proponer como universal la forma de alcanzar la felicidad y evitar elsufrimiento reduciendo el valor de la vida y deformando la imagen del mundo real.

Es por esto que nuestra “cultura llevaría gran parte de la culpa por la miseria que sufrimos, ypodríamos ser mucho más felices si la abandonásemos para retornar a condiciones de vida más primitivas”[2]., Ya que el hombre cae en la neurosis porque no logra soportar la [continua]