Psicoanalisis y carcel. El tratamiento de la delincuencia

Psicoanálisis y cárcel: El tratamiento de la delincuencia

Agustina Flaminio

Para comenzar a desarrollar este trabajo me parece pertinente mencionar el
motivo que me llevó a inscribirme en este seminario (Psicoanálisis y cárcel: El
tratamiento de la delincuencia). Desde hace casi 3 años trabajo en un programa
que emana como política pública del Ministerio de Desarrollo Social de laProvincia de Buenos Aires, y cuyo objetivo general es la integración social plena
de los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 21 años, que se encuentran en
situación de vulnerabilidad, a través de la inclusión, protección y prevención en los
campos de la educación, el trabajo, la salud, el arte y el deporte, y superando
condicionamientos socio – familiares de origen.
Algunos pocos de los jóvenesintegrantes del programa habían delinquido
previo a su ingreso al programa o delinquieron durante su participación en el
mismo. Si bien el proceso judicial que ellos atraviesan es distinto al que se
vislumbra en el seminario, dada la edad de los jóvenes; me interesaba entender
qué los llevaba a delinquir y cuál era el tratamiento posible de la delincuencia.

Al leer los diferentes casospropuestos por las docentes del seminario, he
observado que muchos de los protagonistas eran jóvenes de menos de 30 años, y
que en muchos casos habían delinquido también siendo menores e incluso
pasado por los institutos pertinentes. Y entonces, la lectura de los mismos me
recordaba a algunos de los jóvenes con los que trabajo día a día, y pensaba que
podían ser ellos mañana los que estuvierandetenidos en la U.P. XV, y recurriendo
al Servicio de Salud Mental de la Unidad Sanitaria del penal. Por ello mi interés
era ver como poder trabajar con ellos en la actualidad el por qué de su conducta
delictiva, su relación con la ley, su grado de reconocimiento entre el bien y el mal,
etc., y que de esta manera el tratamiento de la delincuencia sea previo al ingreso a
instituciones que, talcomo expresa Neuman (1991), son elementos de tortura, una
suerte de sacrificio consciente y son conceptuadas como depósito, guardia y

contención en las que ningún tratamiento puede llevarse a cabo y en las cuales el
individuo pasa a ser tan sólo una cifra más para el recuento.

Por todo lo expuesto es que un caso que me resonó es el de Emanuel, un
joven de 24 años que se acerca al Serviciode Salud Mental por demanda
espontánea y cuyo motivo manifiesto es el “dejar de drogarse”.
Emanuel es un joven como podría ser uno de los jóvenes conocidos por mí,
con la diferencia de que delinquió siendo ya mayor de edad, y fue acusado y
condenado por la comisión de ese delito. Por otro lado, me resulta atractivo que se
haya acercado de manera espontánea al servicio y que se vislumbre en éluna sed
verdadera de mejorar su calidad de vida, porque quizás este tipo de ejemplos me
den esperanzas que a veces voy perdiendo al trabajar en casos en los que me
encuentro con el ‘fracaso’.
Pero también es relevante el hecho de que me haya provocado resonancia
el conflicto que se le presentó a la analista al momento de auto-observarse y
descubrir que había realizado intervenciones que asimple vista nada tenían que
ver con la clínica psicoanalítica. Cabe destacar que yo he vivenciado procesos
similares, ya que si bien en mi trabajo no me desenvuelvo como psicoanalista
clínica, estos planteos surgen en mí de todas maneras porque voy preparándome
a pensar y actuar como tal. Por ello me sentí identificada con la analista en el
hecho de verme de repente envuelta en realizar unafunción ajena a la que puede
corresponderle a un psicoanalista. Y así fue que sentí cierto alivio cuando la
terapeuta relata que al supervisar el caso aprendió que “en el psicoanálisis las
intervenciones sobre lo real cuando en lo real no hay nada, son completamente
lícitas si son un medio para que algo del orden del sujeto de la palabra se instale
en el análisis y no un fin en sí mismo”1. Y...