psicologo
Por
J. DE AJURIAGUERRA
Professeur à la faculté de Medicine de Genéve
Prefacio versión castellana y notas de doctor
ALFREDO REGO
Director del Centro Neuropsiquiátrico de Martorell (Barcelona)
Revisión y adaptación de la tercera edición Castellana del doctor
AURELIO LÓPEZ-ZEA
Psiquiatría. Departamento De Terapéutica Conductista De La Clínica Mental DeSanta
Coloma De Gramenet
CUARTA EDICIÓN
MASSON
CAPÍTULO XXVI
LOS NINOS, VICTIMAS DE AGRESION EN EL GRUPO SOCIAL Y FAMILIAR
En su debilidad el niño puede ser víctima del adulto. El adulto puede encontrar en el niño una víctima
fácil que le permite satisfacer su agresividad o sus deseos. Esto puede producirse en el grupo social
general (crueldades entre camaradas, ritos de iniciaciónentre adolescentes, crueldad de maestro a
alumno, etc.) o en el grupo familiar. En ciertos grupos sociales el niño puede hallarse especialmente en
peligro físico y moral, y la sociedad debe defenderle separándole de sus agresores. Las conductas a
seguir sólo pueden definirse después de una encuesta psicosocial esmerada, porque si frecuentemente
los atentados contra el niño están camufladospor un halo de respetabilidad familiar, es difícil
averiguarlo; otras veces, las acusaciones del niño pueden estar sujetas a caución.
Valor del testimonio del niño. - El testimonio en el adulto puede ser erróneo por razones simplemente
intelectuales: memoria, atención, etc., o por razones emotivas y afectivas; puede ser desvirtuado por
escotomización" o por proyección de los elementos de lapersonalidad del testigo. Es evidente que el valor del
testimonio en el niño resulta aún más complejo, pues sabemos que antes de llegar al período de la racionalización
de la concepción del mundo, se da en el niño una especie de confusión entre lo que es interno y lo que es
externo, pasando por un período de animismo y de artificialísmo antes de llegar al período racional. Por otra
parte, losestudios psicoanalíticos mostraron hasta qué punto es rica la vida fantasmática del niño y cómo se
confunden a veces realidad y ficción, por poco que se induzca el ensueño del niño o que se le sugieran respuestas
que van a la par con sus deseos. S. Freud relata en Mi vida y el psicoanálisis cómo, al principio de sus
investigaciones, basándose en las declaraciones de los niños en las que tenía fe,creyó que la seducción precoz
por un adulto constituía la fuente de neurosis ulteriores. Más tarde se retractó y sacó la conclusión de que los
síntomas neuróticos no respondían a eventos reales, sino a fantasías de deseos.
No hablaremos aquí del problema general del valor del testimonio del niño a propósito de un crimen o de un
delito, ni de las autoacusaciones de jóvenes desequilibradosdeseosos de hacerse interesantes o de los niños que
se acusan por declarar inocente a un padre o a un amigo que saben o creen culpable, problema que entra en el
cuadro de la mentira o de la fabulación infantil, estudiada por J. M. Sutter. Al lado del niño que se acusa, forma
relativamente rara, es más frecuente la forma del niño que acusa o que confirma las acusaciones de los adultos.
Es algo atener en cuenta cuando se trata de los atentados contra los niños, atentados de orden físico (brutalidad)
o sexual (M. Schachter). Las personas acusadas son los padres, los vecinos, el maestro o personas desconocidas o
simplemente imaginarias. Las calumnias pueden ser el fruto de un ensueño o de una actividad imaginaria y
fabulatriz que se concretiza en el acto de la calumnia. Otras veces se tratade una jactancia compensatoria a fin
de hacerse valer; otras veces incluso se presenta en forma de reacción vengativa, de agresividad consciente o
inconsciente o de un deseo reprimido hacia una persona amada por insatisfacción o celos. Hay que conocer estos
hechos, pues aunque los atentados contra los niños son relativamente frecuentes y especialmente indignantes lo
son en cuanto tales y en...
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