Psicologo
Fainblum. Alicia
“Lo que cuenta es buscar, más allá del deficiente, la palabra que lo configuraría como
sujeto… del deseo”. Hasta aquí Maud Mannoni. A partir de aquí un recorrido por algunos
avatares cuando la discapacidad está en juego.
Voces que al enunciar los diagnósticos desde un saber anticipado suelen operar a la manera
de unasentencia, de una condena que destina a un lugar unívoco. Lugar de la
imposibilidad, del límite, lugar de la cosificación: “es trisómico, paralítico cerebral,
deficiente mental o X frágil. Espere poco o nada. Hágase la idea. Será necesaria mucha
estimulación para algo conseguir….”
Enunciación de diagnósticos, que suelen hacer destino, destino de discapacitados, destino
de débiles, al arrojardesde sus enunciados al destinatario al sentido cristalizado de la
limitación, sin posibilidades de predicamentos que impliquen permutaciones significantes.
Posiciones éstas que insistentemente sustraen de manera anticipada espacios de
posibilidad. Posibilidad de recorrer con voz propia una travesía de vida singular e
imprevisible.
Voces que no son sin efectos en los ya desgarradosnarcisismos en juego que han estado a
la espera de His Majestic de Baby.
Posiciones defensivas que desde el saber verdadero arrogado desde La Ciencia forcluye
al sujeto, reenvíandolo al anonimato de las generalizaciones clasificatorias y de los
pronósticos homogenizantes. .
Escenas, en las que las tan mentada “capacidades especiales” suelen anclar entonces en
estos profesionales de la futurólogía.Miradas que cristalizan en el límite de quien presenta una alteración orgánica, a la manera
del guerrero que Freud nos recuerda en Cabeza de Medusa.
Efectos resistenciales, afirmamos nosotros, puntos ciegos que conducen a que el
diagnóstico haga signo en el sujeto profesional.
Mientras que la Ciencia no se pregunta por sus consecuencias ni por el sujeto, el
Psicoanálisis lo reivindica desde lapropia ética.
Y es entonces que en nuestra práctica psicoanalítica en la clínica de la discapacidad,
aquello que va brujulando nuestra posición es la interrogación acerca del Sujeto, la
ineludible pregunta acerca de dónde está el Asunto. Y desde allí, transitando en el camino
de la intervención clínica que lo convoque en escena.
Interrogación, la mencionada, que correlativamente conduce a laineludible pregunta
acerca de las vicisitudes que se juegan en el sujeto que encarna el profesional.
Intervenciones que cabalgan en una ética que hace disyunción con aquellas que con
finalidades reeducativas, respondiendo a los imperativos de los rendimientos
comportamentales e intentando suturar el “déficit”, se organizan desde teorías que
responden con sus variantes actuales al mismoparadigma positivista de las teorías de
antaño.
Efectos que a repetición nos encontramos en esta clínica de la discapacidad. Niños, jóvenes
o adultos con gran chatura y pobreza psíquica, automatizados, alienados, repetitivos y
monótonos, debilitados en su palabra, adheridos a lo inmediato y concreto, muchos de ellos
en una crónica posición infantil habiendo dejado hace tiempo de serlo. Con pocavitalidad,
con escasa vida, en realidad, con escasa o nula vida propia. Patrimonio de aquellos que
manejan los hilos de la misma, determinando un destino. Otro que desde un exceso de
poder, poder arrasador, lleva a cabo un acto de violenta apropiación.
A esta altura, los invito a compartir una diferenciación conceptual: no se trata de lo mismo
la discapacidad o deficiencia intelectual que ladebilidad mental. En la primera una
causación orgánica es la que estaría determinándola, en la otra, por el contrario, lo que está
en juego son factores de orden psíquico.
Encontramos sujetos en posición de debilidad mental, presenten o no discapacidad
intelectual u otro tipo de discapacidad.
Sujetos debilitados efectos de las vicisitudes en su estructuración subjetiva entrecruzada
con las...
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