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Departamento de Ciencias Económico Administrativas.
Facultad de Mercadotecnia – Lectura número once
Cultura de masas
Que la información que flota en el ambiente es mayor hoy que antes, me parece una falacia. La información, como hoy la pensamos, no flota, está parada sobre un soporte técnico. La única información que podía flotar era la que“nacía” del habla de y entre los hombres. Los hombres de hoy ya no son capaces de hablar entre ellos, ni de cambiar o intercambiar ideas, ni de pensar mientras mueven la boca (el hombre de hoy es un mero altavoz del presente). Todo lo que los hombres logran ahora es repetir respuestas ya aprendidas. Que antes había menos opciones que las que hay hoy respecto a los intereses del individuo, también seme figura una equivocación.
El habla ya no es la expresión del pensamiento porque ya no hace falta pensar en nada, aparentemente. Hay que pensar en la estupidez humana y en la pobreza y en el hambre y en la política y en la corrupción, pero no pensamos en ello porque no sentimos que “eso” que se llama política o hambre, enfermedad o injusticia, tenga una relación directa con nosotros. Hoytodo parece estar resuelto en unas cuantas fórmulas u oraciones extraídas de un esquema de pensamiento sintetizador. La síntesis es hoy más que nunca la forma de la efectividad, diría Simmel. Luego, si todo está resuelto, no hay en qué pensar (pensamos sólo para solucionar, no para crear, porque las creaciones, como las artísticas, no se hacen pintura o música del puro pensamiento, sino del hacer,del tocar el piano o del mover el pincel), ni nada que decir: nos limitamos a repetirnos, los unos a los otros y entre todos, las mismas cosas, las mismas recetas de vida, y lo hacemos sin importar dónde, cuándo y a quién se lo repetimos.
Lo más preocupante, después de la carencia de contenidos sobre los cuáles hablar, es la debilidad que tenemos para distinguir a quién sí y a quién no repetirlelas mismas cosas. Cuando un hombre que sufre se para frente a nosotros pidiendo ayuda, pensamos que ese hombre es el resultado de los defectos de una sociedad determinada, y procedemos a decirte o recordarle las fórmulas para el éxito que él ya ha escuchado antes. Vivimos obsesionados con la originalidad (con la originalidad que ya no nos dice nada sobre los orígenes ni sobre los genes de nuestraraza e historia porque sordos entre tanto ruido masivo no escuchamos la voz antigua de las palabras de la que Heidegger habló), repudiamos lo clásico, lo antiguo, lo ya dicho, y sustituimos o complementamos un pensamiento infantil con lo denominado creatividad. Acomodar de otra manera los ladrillos de una casa no hará que los ladrillos sean nuevamente fuertes, ni que la casa sea más grande; conesto haremos una configuración novedosa de la misma casa, y la esencia de la casa se mantendrá incólume al accidente. Sin saberlo, y rechazando la historia, repetimos lo moderno. Repetir una tras otra vez las máximas o aforismos modernos es como vivir en una microhistoria, como reducir la historia a lo poco que podemos conocer. Sin historia, sin conocerla, no hay historia, dijo Hegel.
Al hombreal que le repetimos los salmos del triunfo moderno le estamos hundiendo todavía más en la confusión. El hombre de hoy sabe de memoria que hay que ser perseverante, decidido, tenaz, confiado y hábil para ganar y ser lo que quiere ser. Lo que no sabe es a quién ganarle. Lo que aprendemos es a ganarle a quien sea y en el momento que sea, a estar todo el día en posición de combate. Luego de docehoras sin pelear pero con la guardia puesta, terminamos sin fuerza, y cualquier niño nos puede mandar al piso con un mínimo empujón. El hombre de la gran ciudad sufre lo que denomino “guardia sin guardia”. Toda predisposición hacia los fenómenos debe de estar protegida por teorías, por temas, por problemas. Es más, toda predisposición hacia el mundo no es tal sin un pensamiento de partida. “Los...
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