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De origen judío, nacido en el oriente europeo, en una antigua región del extinto imperio austro-húngaro y discípulo directo de Charcot, notable especialista francés en enfermedades orgánicas del sistema nervioso, Freud inició su carrera en el siglo XIX como neurólogo, einteresado en llegar a comprender las verdaderas relaciones entre la mente y el cuerpo, convencido de que ambos términos tenían “una diferencia verbal no sustantiva”. No obstante, el profesor vienés se sumergió en estudios que intentaban demostrar la autonomía de la experiencia psicológica sobre otras formas de vida y conferían al plano simbólico, recreado por la imaginación lúdica, un espaciopreponderante en la interpretación y tratamiento de las enfermedades mentales. A partir de los datos obtenidos mediante el estudio del paciente neurótico, la investigación psicoanalítica de comienzos del pasado siglo extrajo consecuencias pretendidamente universales, las cuales devinieron en una postulación metapsicológica: la formulación de una teoría general del hombre y la cultura. Para esto último elpsicoanálisis aventuró la siguiente conjetura:
La experiencia histórica de la humanidad se conserva y repite en cada experiencia individual, haciendo que la “filogénesis”, entendida como el tránsito general de la civilización, sea correlativa con la “ontogénesis”, entendida como lo estrictamente particular de la existencia y condición humanas. A partir del descubrimiento previo de la personalidadneurótica, Freud globalizó el concepto hasta convertirlo en la pieza clave para la comprensión del comportamiento humano, entre tanto, la cultura era entendida como un fenómeno psicológico de sublimación ante un origen singularmente mórbido.
El pensamiento freudiano fue un inconfundible hito en la historia filosófica de Occidente. Después de él, la ciencia especializada volverá a insistir en elaspecto bioquímico de los padecimientos mentales, dejando intencionalmente a un lado la historicidad del paciente y los valores que brotan de la interacción social. En franca oposición, el psicoanálisis elaboró una excepcional doctrina amparada en el concepto sociohistórico del trauma. Pero aun más: los estudios llevados a cabo por Freud, guiados por la inferencia de un trauma ancestral, parecíanrestablecer por vía histórica la tesis religiosa —judeocristiana— del pecado y la culpa original.
Para el analista, en los albores de la humanidad se había cometido el peor de los crímenes: el Padre fue asesinado por el hijo para usurpar su lugar de autoridad en la comunidad y poseer sexualmente a su madre. Ese crimen no fue en modo alguno contingente, relataba una experiencia universal del hombrequien, después de realizar ese acto, levantó todas las prohibiciones posibles para impedir que se repitiera, puesto que amenazaba desde adentro el orden social establecido y la condición misma de su estructura psicológica. Para Freud estos hechos tenían un doble campo de aparición y de lectura: el que él localizaba, en su condición de especialista, en la imaginación neurótica de sus pacientes, y...
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