¿Qué persona para qué mundo? hacia unos modelos de humanidad servidora y que se sirve de la creación.
Páginas: 20 (4789 palabras)
Publicado: 28 de mayo de 2010
Ángel Jahir Córdoba García
Título: ¿Qué persona para qué mundo? Hacia unos modelos de humanidad servidora y que se sirve de la creación.
“El planeta ofrece cuánto el hombre necesita,
pero no cuanto el hombre codicia”.
Gandhi
El diez de marzo de 1967, un breve artículo del profesor y especialista en historia medieval Lynn White Jr en la revista “Science” titulado “The historical rootsof our ecological crisis”, “las raíces históricas de nuestra crisis ecológica”, se preguntaba por la relación dinámica de la persona con el medio ambiente. El autor concluía que la actitud de la humanidad ante la naturaleza está condicionada por las convicciones religiosas y que, particularmente la teología judeo cristiana estaría incitando a la explotación indiscriminada de los recursos, puestoque la Biblia afirma el dominio del ser humano sobre la naturaleza y una distinción de superioridad entre éste y el resto de la creación[1]. Tal acusación junto a otra, curiosamente contraria, cual es, olvidar las realidades materiales atendiendo más al destino final del hombre en una “fuga mundi” (escape del mundo) o “Contemptus mundi” (desprecio del mundo), constituyen un serio reto desde lasciencias naturales para la teología y el quehacer del teólogo.
En la presente ponencia se pretende brindar una propuesta reflexiva en torno a la relación persona mundo en el plano ecológico desde la antropología teológica, abogando por una resignificación en las relaciones humano ambientales a partir de la comprensión de la naturaleza y lo natural como foco de sacramentalidad y oportunidad derealización para todo hombre y toda mujer, y el reconocimiento del ser humano como criatura creadora, corresponsable con Dios en el sostenimiento y perfeccionamiento de la creación en una actitud de fe que responde a la gratuidad divina.
Sacramentalidad de la naturaleza:
El telón de la revelación bíblica se abre con una confesión de fe: “en el principio creó Dios el cielo y la tierra” (Gn 1,1),una expresión que denota totalidad, es decir, el reconocimiento de que el conjunto de los elementos del universo tienen a Dios como fuente, origen y principio de todo. Creación que surge “ex nihilo” como lo constata San Agustín: “Cuando se responde ‘de la nada’, ¿Qué otra cosa se responde sino que ninguna materia prima existió que él no haya hecho... que no tenía materia de donde hacerlo y, sinembargo, lo hizo porque quiso?[2]. La carta a los Hebreos parece constatar lo mismo: “gracias a la fe sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios de manera que lo visible surgiera de lo que no se ve” (Hb 11, 3). En la admiración y contemplación del cosmos la humanidad constata que lo natural evoca atributos invisibles de la divinidad y que participa de su perfección y belleza.
Lareflexión del hombre oriental no pasa de largo ante la naturaleza, sino que detiene su mirada y pensamiento sobre la realidad que le rodea, preguntándose por las causas últimas que le formaron, lo que le lleva a relacionar e integrar el mundo en su origen con Dios. Los pueblos semitas, entre ellos Israel, no son ajenos a esta dinámica: el pueblo de la elección pondrá por escrito esta constatación,ciertamente, en un número y extensión limitado, quizá por cuanto en la experiencia de fe del pueblo se coloca el acento en la alianza y se hace primar lo antropológico sobre lo cosmológico o bien por quererse evitar el caer en una especie de idolatría de lo natural como la vivida por los pueblos circundantes[3].
No obstante, se evidencia cómo la sabiduría de Israel descubre en la naturaleza lapresencia de la gloria de Dios (Kabod, doxa), reconociéndole como un don divino impreso en lo natural. Salmos como el 8, 19 y 104 alaban la gloria de Dios presente en la creación. Asimismo la naturaleza revela la sabiduría divina como lo presenta Proverbios 8, 23-31 al descubrir a la sabiduría impregnándolo todo:
“Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más...
Título: ¿Qué persona para qué mundo? Hacia unos modelos de humanidad servidora y que se sirve de la creación.
“El planeta ofrece cuánto el hombre necesita,
pero no cuanto el hombre codicia”.
Gandhi
El diez de marzo de 1967, un breve artículo del profesor y especialista en historia medieval Lynn White Jr en la revista “Science” titulado “The historical rootsof our ecological crisis”, “las raíces históricas de nuestra crisis ecológica”, se preguntaba por la relación dinámica de la persona con el medio ambiente. El autor concluía que la actitud de la humanidad ante la naturaleza está condicionada por las convicciones religiosas y que, particularmente la teología judeo cristiana estaría incitando a la explotación indiscriminada de los recursos, puestoque la Biblia afirma el dominio del ser humano sobre la naturaleza y una distinción de superioridad entre éste y el resto de la creación[1]. Tal acusación junto a otra, curiosamente contraria, cual es, olvidar las realidades materiales atendiendo más al destino final del hombre en una “fuga mundi” (escape del mundo) o “Contemptus mundi” (desprecio del mundo), constituyen un serio reto desde lasciencias naturales para la teología y el quehacer del teólogo.
En la presente ponencia se pretende brindar una propuesta reflexiva en torno a la relación persona mundo en el plano ecológico desde la antropología teológica, abogando por una resignificación en las relaciones humano ambientales a partir de la comprensión de la naturaleza y lo natural como foco de sacramentalidad y oportunidad derealización para todo hombre y toda mujer, y el reconocimiento del ser humano como criatura creadora, corresponsable con Dios en el sostenimiento y perfeccionamiento de la creación en una actitud de fe que responde a la gratuidad divina.
Sacramentalidad de la naturaleza:
El telón de la revelación bíblica se abre con una confesión de fe: “en el principio creó Dios el cielo y la tierra” (Gn 1,1),una expresión que denota totalidad, es decir, el reconocimiento de que el conjunto de los elementos del universo tienen a Dios como fuente, origen y principio de todo. Creación que surge “ex nihilo” como lo constata San Agustín: “Cuando se responde ‘de la nada’, ¿Qué otra cosa se responde sino que ninguna materia prima existió que él no haya hecho... que no tenía materia de donde hacerlo y, sinembargo, lo hizo porque quiso?[2]. La carta a los Hebreos parece constatar lo mismo: “gracias a la fe sabemos que el universo fue formado por la palabra de Dios de manera que lo visible surgiera de lo que no se ve” (Hb 11, 3). En la admiración y contemplación del cosmos la humanidad constata que lo natural evoca atributos invisibles de la divinidad y que participa de su perfección y belleza.
Lareflexión del hombre oriental no pasa de largo ante la naturaleza, sino que detiene su mirada y pensamiento sobre la realidad que le rodea, preguntándose por las causas últimas que le formaron, lo que le lleva a relacionar e integrar el mundo en su origen con Dios. Los pueblos semitas, entre ellos Israel, no son ajenos a esta dinámica: el pueblo de la elección pondrá por escrito esta constatación,ciertamente, en un número y extensión limitado, quizá por cuanto en la experiencia de fe del pueblo se coloca el acento en la alianza y se hace primar lo antropológico sobre lo cosmológico o bien por quererse evitar el caer en una especie de idolatría de lo natural como la vivida por los pueblos circundantes[3].
No obstante, se evidencia cómo la sabiduría de Israel descubre en la naturaleza lapresencia de la gloria de Dios (Kabod, doxa), reconociéndole como un don divino impreso en lo natural. Salmos como el 8, 19 y 104 alaban la gloria de Dios presente en la creación. Asimismo la naturaleza revela la sabiduría divina como lo presenta Proverbios 8, 23-31 al descubrir a la sabiduría impregnándolo todo:
“Yahveh me creó, primicia de su camino, antes que sus obras más...
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