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La escuela no puede quedar al margen de las transformaciones que actualmente vive la sociedad. Un ejemplo de ello es la creciente pérdida de la importancia de la acumulación de lainformación frente a la relevancia del desarrollo de la capacidad para encontrarla y saber utilizarla.
La Conferencia Mundial de Educación para Todos organizada por la UNESCO y UNICEF ha dado un gran pasoen el debate acerca de qué tipo de conocimientos debe transmitir la escuela. Al definir las necesidades básicas de aprendizaje de todo habitante del planeta tiene derecho a acceder “…se trata de unconjunto de herramientas esenciales para el aprendizaje, de los contenidos básicos de aprendizaje (conocimiento teórico y práctico, valores y actitudes) necesarios para que los seres humanos puedansobrevivir, desarrollar plenamente sus capacidades, vivir y trabajar con dignidad, participar plenamente en el desarrollo, mejorar la calidad de vida, tomar decisiones fundamentales para seguiraprendiendo”.
Los saberes que se requieren para desarrollar estas posibilidades varían en cada país, región o cultura y, como la propia declaración plantea, cambian permanentemente en el transcurso deltiempo. Sin embargo, existe un creciente consenso en que el papel de la escuela debe estar centrado en el desafío de generar en los alumnos las competencias que le permitan potenciar las condiciones departicipación social que señaló la Conferencia Mundial. Entre otras, estamos haciendo referencia a las competencias que le permitan: comprender, los procesos comunicacionales, sociales, tecnológicos yecológicos por los que atraviesa la sociedad; pensar estratégicamente, planificar y responder creativamente a las demandas cambiantes; identificar, definir y resolver problemas al mismo tiempo queformular alternativas, soluciones y evaluar resultados; comprender la información; dominar las habilidades requeridas para la conducción, el trabajo en equipo y para la acción colectiva; organizar y...
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