Querida Radio:
Por William Puche Barraza ⁄mayo de 2012⁄
La radio: abanico de posibilidades sonoras disponibles en un intervalo finito de frecuencias identificadas por un dial. ¿Suma módica para adquirirlo? En la zona centro de su ciudad, aquella conocida por su alto flujo comercial, podemos encontrar algunas a partir de $5.000 pesos colombianos –con audífonos incluidos–, sin contar con elprecio de las pilas doble AA –generalmente–. Esto sólo por hablar de algo superficial.
No es un misterio para nadie que la radio se ha consagrado –desde su introducción en nuestro estilo de vida– como “la voz del pueblo”. Quien lea estas líneas debe entender que la persona quién teclea este hilo narrativo, no tiene la mínima idea de hacer un trabajo mecanografiado. Sonará confusa la anterioraclaración, pero lo importante es entender mi contexto, mi alrededor. Soy de la época en que Internet y las redes sociales son campos formales de empleo. Nuestra identidad es permeada por cuanto invento se nos pase por la cabeza. Ya no somos de aquí ni mucho menos de allá: alguna base de datos registra nuestras nacionalidades como “nativo digital”. Lo virtual es nuestra patria, bandera, flor nacionaly saber. En este bello jardín, nosotros somos los campesinos que labramos la tierra entonando cantos rencauchados mientras que –sentados frente alguna pantalla luminosa– conversamos con una lista infinita de amigos que se encuentran a años luz de distancia. Cada vez más unidos, y al mismo tiempo, cada vez inmersos solitariamente en nuestras habitaciones. Cada vez más creativos y al mismo tiempotan aburridos y llenos tedio. Esto es una simpleza de lo que sucede en la primera parte del siglo XXI.
Tal vez usted –estimad@ lector(a)– crea que todo esto se trata de un mal chiste y que esté desvariando mientras escribo por no sostener una idea fija. No se sienta mal. Yo también he leído cosas que no entiendo y cuando alguien me relata de qué se trata, puede que al final entienda. Intentemosalgo para entrar en calor. Retrocedamos en el tiempo 60 años atrás, cuando nuestros abuelos aún no superaban la edad de nuestros padres, y nuestros padres tenía la edad de aquellos nacidos –a la actual fecha– en los 80’s. Los que tuvieron la dicha de ser provincianos y sentarse por las tardes a escuchar la radio –para amenizar el cambio de color en los alrededores– saben de qué les estoy hablando.Me refiero a ese momento de integración en la familia, el cual era propiciado por un espacio que sólo se podía comparar con el instante de la cena. La radio en los 40’s se popularizaba, y al mismo tiempo se democratizaba. Cuando la radio hablaba, en silencio –quienes la escuchaban– sacaban sus propias conclusiones. La veracidad de las emisiones pocas veces se ridiculizaba, pero era lo que elpueblo hablaba a la mañana siguiente. Sin duda, era el medio por donde brotaban las fuentes de la información para estar actualizado. Ya lo diría uno de nuestros juglares vallenatos en una de sus más recordadas canciones: “Oye morenita / te vas a quedar muy sola. / Porque anoche dijo el radio / que abrieron el Liceo”.
Y es entendible el por qué la radio ganaba tanto terreno: era –es y será– muchomás asequible que un pesado o anoréxico televisor. Aunque éste último sea, sin duda, el más comercial de todos los medios de comunicación a la fecha.
Las radio-novelas, radio-teatros y dramatizados jugaban un papel fundamental en las noches iluminadas por candelabros y en algunos casos, por la última reserva de energía. Cuando llovía y “se iba la luz” –como jocosamente se dice–, la incertidumbrepor el desenlace de las historias eran los temas de conversación en esa misma noche. ¿Cuántas de nuestras madres no tuvieron a la voz de Hernando Vega Escobar como su amor platónico? Todo este carnaval mediático también era de esfuerzo dentro del set de grabación. La voz como instrumento, sumada a la musicalización en vivo, la escenografía teatral y la adaptación de las historias, era lo que...
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