Querido Diego, Te Abraza Quiela
Elena Poniatowska
(Fragmento)
7 de Noviembre de 1921
Ni una línea tuya y el frío no ceja en su intento de congelarnos. Se inicia un invierno un inviernocrudísimo y me recuerda a otro que tú y yo quisiéramos olvidar. ¡Hasta tú abandonabas la tela para ir en busca de combustible! ¿Recuerdas cómo los Severini llevaron un carrito de manodesde Montparnasse hasta más allá de la barrera de Montrouge donde consiguieron medio saco de carbón? Hoy en la mañana al alimentar nuestra estufita pienso en nuestro hijo.Recuerdo las casas ricas que tenían calefacción central a todo lujo- eran, creo, calderas que funcionaban con gas- y cómo los Zeting, Miguel y María, se llevaron al niño a sudepartamento en Neuilly para preservarlo. Yo no quise dejarte. Estaba segura que sin mí ni siquiera interrumpirías tu trabajo para comer. Iba a ver al niño todas las tardes mientras túte absorbías en “El Matemático”. Caminaba por las calles de nieve ennegrecida, enlodada por las pisadas de los transeúntes y el corazón me latía muy fuerte ante laperspectiva de ver a mi hijo. Los Zeting me dijeron que apenas se recuperara se lo llevarían a Biarritz. Me conmovía el cuidado con que trataban al niño. María sobre todo, lo sacabade la cuna -una cuna lindísima como nunca Dieguito la tuvo- con una precaución de enfermera. Aún la miro separar las cobijas blancas, la sabanita bordada para que pudiera yoverlo mejor. “Hoy pasó muy buena noche” murmuraba contenta. Lo velaba. Ella parecía la madre, yo la visita. De hecho así era pero no me daban celos, al contrario agradecíaal cielo la amistad de los Zeting, las dulces manos de la joven María arropando a mi hijo. Al regresar a la casa, veía yo los rostros sombríos de los hombres en la calle,...
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