quien yo
Páginas: 39 (9576 palabras)
Publicado: 9 de abril de 2013
¿Quién, yo?
DALMIRO SAENZ
Torres Agüero Editor
Buenos Aires
1983 by TORRES AGÜERO EDITOR, Sumara 865, Buenos Alies, Capital de la República Argentina.
Hecho el depósito que manda la Ley 11.723. Tapa: Osear Díaz. Impreso en Argentina.
Printed in Argentina. ISBN: 950-549-037-2
Personajes
Felipe: Pablo Pombo Reyes
Fiscal: Patricio Ahumada
Abogado: Luis Silva
Juez:Secretaria:
Contramaestre, Guardia, Hombre en Paris, Cliente
Se levanta el telón y estamos en una sala del juzgado.
Los personajes van ingresando uno a uno a escena y van ocupando su lugar…
Primero la secretaria, luego el abogado, uego el fiscal y finalmente Felipe…
En ese momento la secretaria se pone de pie y anunciando la presencia del juez solicita a todos que se pongan de pie,incluyendo al jurado (o sea el público), después de unos segundos se enciende un cenital que cae sobre el juez que esta de espalda con su máscara….. la secretaria , entonces, invita a tomar asiento, todos se sientan, el fiscal
Finalmente en el escenario,
En un costado a la derecha vemos un juez con peluca. Al lado del escritorio, una secretaria fea con anteojos y con un delantal gris o negro,sentada frente a su máquina. En el lado del público figuran estar los miembros del jurado. En el centro del escenario sentado en un banquillo, el acusado: Felipe Azul de Metileno. En el fondo un enorme ventanal con varias puertas de vidrio da hacia un cielo azul y está parcialmente cubierto por las cortinas de los costados. Cuando empieza la escena, el fiscal está hablando ampulosamente. Elabogado defensor escucha.
FISCAL. — Señores del Jurado, como Fiscal del Estado represento en este momento una parte de la conciencia de cada uno de ustedes. Soy el dedo acusador de una sociedad que se señala a sí misma en la persona de alguno de sus miembros. Porque la culpa de los individuos en particular, es la consecuencia de una gran culpa de la sociedad en general, porque la sociedad es lageneradora de las costumbres, la artífice de la moral, la incansable artesana de su tiempo. Y nosotros, miembros de esta sociedad, tenemos la obligación de integrarnos en ese tiempo, en esa moral, en esas costumbres, porque ellas han surgido de la parte más pura de nuestro yo. Señores del Jurado, delante nuestro está sentado un hombre que ha delinquido, un hombre que no ha respetado uno de losprincipios básicos de nuestra civilización, el derecho de la propiedad.
Este hombre ha robado, es un ladrón (pausa), pero no ha robado una gran cantidad de dinero, no ha asaltado un banco, no ha hecho alguna gigantesca estafa, sino que su crimen ha consistido en apropiarse de un vuelto de un mil quinientos veintidós pesos.
Veo sonrisas en las caras de los miembros del Jurado. Lo ínfimo de la suma oshace sonreír. La cantidad es insignificante aun para este momento en que la humanidad ha perfeccionado hasta tal punto sus medios defensivos que prácticamente este tipo de delitos están tendiendo a desaparecer.
Es por eso, que a pesar de ser yo el Fiscal del Estado, a pesar de tener el mandato de defender las leyes contra aquellos que pretenden vulnerarlas, hago un llamado de atención austedes: ¿Hacia dónde va el hombre en su afán de perfeccionarse? ¿Hacia qué extremos se encamina, que el hurto de mil quinientos veintidós pesos pone en marcha el celoso mecanismo de la justicia? Tal como en el caso de mi amigo Pablo…. Pablo Mac´…..kensi.
Es por eso que por primera vez en este tribunal, la Defensa y la Fiscalía nos hemos puesto de acuerdo, (irónicamente) cosa rara entreabogados, en pedir a los miembros de este Honorable Jurado, piedad para el acusado, tal vez en homenaje a una humanidad ya tan evolucionada como para preocuparse en la substracción de mil quinientos veintidós pesos.
Se produce un silencio y después el Fiscal prosigue:
Dejo la palabra al Abogado Defensor.
El Abogado Defensor (con menos personalidad que el Fiscal) avanza hacia el Jurado y dice con...
¿Quién, yo?
DALMIRO SAENZ
Torres Agüero Editor
Buenos Aires
1983 by TORRES AGÜERO EDITOR, Sumara 865, Buenos Alies, Capital de la República Argentina.
Hecho el depósito que manda la Ley 11.723. Tapa: Osear Díaz. Impreso en Argentina.
Printed in Argentina. ISBN: 950-549-037-2
Personajes
Felipe: Pablo Pombo Reyes
Fiscal: Patricio Ahumada
Abogado: Luis Silva
Juez:Secretaria:
Contramaestre, Guardia, Hombre en Paris, Cliente
Se levanta el telón y estamos en una sala del juzgado.
Los personajes van ingresando uno a uno a escena y van ocupando su lugar…
Primero la secretaria, luego el abogado, uego el fiscal y finalmente Felipe…
En ese momento la secretaria se pone de pie y anunciando la presencia del juez solicita a todos que se pongan de pie,incluyendo al jurado (o sea el público), después de unos segundos se enciende un cenital que cae sobre el juez que esta de espalda con su máscara….. la secretaria , entonces, invita a tomar asiento, todos se sientan, el fiscal
Finalmente en el escenario,
En un costado a la derecha vemos un juez con peluca. Al lado del escritorio, una secretaria fea con anteojos y con un delantal gris o negro,sentada frente a su máquina. En el lado del público figuran estar los miembros del jurado. En el centro del escenario sentado en un banquillo, el acusado: Felipe Azul de Metileno. En el fondo un enorme ventanal con varias puertas de vidrio da hacia un cielo azul y está parcialmente cubierto por las cortinas de los costados. Cuando empieza la escena, el fiscal está hablando ampulosamente. Elabogado defensor escucha.
FISCAL. — Señores del Jurado, como Fiscal del Estado represento en este momento una parte de la conciencia de cada uno de ustedes. Soy el dedo acusador de una sociedad que se señala a sí misma en la persona de alguno de sus miembros. Porque la culpa de los individuos en particular, es la consecuencia de una gran culpa de la sociedad en general, porque la sociedad es lageneradora de las costumbres, la artífice de la moral, la incansable artesana de su tiempo. Y nosotros, miembros de esta sociedad, tenemos la obligación de integrarnos en ese tiempo, en esa moral, en esas costumbres, porque ellas han surgido de la parte más pura de nuestro yo. Señores del Jurado, delante nuestro está sentado un hombre que ha delinquido, un hombre que no ha respetado uno de losprincipios básicos de nuestra civilización, el derecho de la propiedad.
Este hombre ha robado, es un ladrón (pausa), pero no ha robado una gran cantidad de dinero, no ha asaltado un banco, no ha hecho alguna gigantesca estafa, sino que su crimen ha consistido en apropiarse de un vuelto de un mil quinientos veintidós pesos.
Veo sonrisas en las caras de los miembros del Jurado. Lo ínfimo de la suma oshace sonreír. La cantidad es insignificante aun para este momento en que la humanidad ha perfeccionado hasta tal punto sus medios defensivos que prácticamente este tipo de delitos están tendiendo a desaparecer.
Es por eso, que a pesar de ser yo el Fiscal del Estado, a pesar de tener el mandato de defender las leyes contra aquellos que pretenden vulnerarlas, hago un llamado de atención austedes: ¿Hacia dónde va el hombre en su afán de perfeccionarse? ¿Hacia qué extremos se encamina, que el hurto de mil quinientos veintidós pesos pone en marcha el celoso mecanismo de la justicia? Tal como en el caso de mi amigo Pablo…. Pablo Mac´…..kensi.
Es por eso que por primera vez en este tribunal, la Defensa y la Fiscalía nos hemos puesto de acuerdo, (irónicamente) cosa rara entreabogados, en pedir a los miembros de este Honorable Jurado, piedad para el acusado, tal vez en homenaje a una humanidad ya tan evolucionada como para preocuparse en la substracción de mil quinientos veintidós pesos.
Se produce un silencio y después el Fiscal prosigue:
Dejo la palabra al Abogado Defensor.
El Abogado Defensor (con menos personalidad que el Fiscal) avanza hacia el Jurado y dice con...
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