quiero a todos
Hernando García Mejía, Presentación “Del Leer y del Ser”
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Cada vida es una enciclopedia, una biblioteca,
un muestrario de estilos donde todo
se puede mezclar continuamente
y reordenar de todas las formas posibles.
Italo Calvino
Formas posibles que Hemingway deja entrever en un plano simple y sencillo; bastimentos que van desde el deseo de vivir a pesar de las frustraciones y desengaños; la valentía física eintelectual a pesar del sentimiento de muerte y soledad. Acepciones que se reúnen en la trivialidad del día a día para entretejer una historia, la historia de El viejo y el mar.
Matices de azul, de arena, de sal y de magenta visten hoy la imagen de Confiar, para llevar hasta ustedes una nueva historia; cuyo telar es la virtualidad que se teje ante sus ojos.
A partir de esta entrega usted recibirásemanalmente las letras que tejen El viejo y el mar, en ese intento tan propio de Confiar de proponer pequeñas acciones para que la vida tenga otro sentido, una suerte de riqueza afectiva y creadora.
Oswaldo León Gómez Castaño
El Guardián de las Pequeñas Cosas
* * *
Primera entrega
Era un viejo que pescaba solo en un bote en el Gulf Stream y hacía ochenta y cuatro días que no cogía unpez. En los primeros cuarenta días había tenido consigo a un muchacho. Pero después de cuarenta días sin haber pescado los padres del muchacho le habían dicho que el viejo estaba definitiva y rematadamente salado, lo cual era la peor forma de la mala suerte, y por orden de sus padres el muchacho había salido en otro bote que cogió tres buenos peces la primera semana. Entristecía al muchacho ver alviejo regresar todos los días con su bote vacío, y siempre bajaba a ayudarle a cargar los rollos de sedal o el bichero y el arpón y la vela arrollada al mástil. La vela estaba remendada con sacos de harina y, arrollada, parecía una bandera en permanente derrota.
El viejo era flaco y desgarbado, con arrugas profundas en la parte posterior del cuello. Las pardas manchas del benigno cáncer de lapiel que el sol produce con sus reflejos en el mar tropical estaban en sus mejillas. Esas pecas corrían por los lados de su cara hasta bastante abajo y sus manos tenían las hondas cicatrices que causa la manipulación de las cuerdas cuando sujetan los grandes peces. Pero ninguna de estas cicatrices era reciente. Eran tan viejas como las erosiones de un árido desierto.
Todo en él era viejo, salvosus ojos; y estos tenían el color mismo del mar y eran alegres e invictos.
—Santiago —le dijo el muchacho trepando por la orilla desde donde quedaba varado el bote—. Yo podría volver con usted. Hemos hecho algún dinero.
El viejo había enseñado al muchacho a pescar y el muchacho le tenía cariño.
—No —dijo el viejo—. Tú sales en un bote que tiene buena suerte. Sigue con ellos.
—Perorecuerde que una vez llevaba ochenta y siete días sin pescar nada y luego cogimos peces grandes todos los días durante tres semanas.
—Lo recuerdo —dijo el viejo—. Y yo sé que no me dejaste porque hubieses perdido la esperanza.
—Fue papá quien me obligó. Soy al fin chiquillo y tengo que obedecerle.
—Lo sé —dijo el viejo—. Es completamente normal.
—Papá no tiene mucha fe.
—No. Peronosotros, sí, ¿verdad?
—Sí —dijo el muchacho—. ¿Me permite brindarle una cerveza en la Terraza? Luego llevaremos las cosas a casa.
—¿Por que no? —dijo el viejo—. Entre pescadores.
Se sentaron en la Terraza. Muchos de los pescadores se reían del viejo, pero él no se molestaba. Otros, entre los más viejos, lo miraban y se ponían tristes. Pero no lo manifestaban y se referían cortésmente a la...
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