quimica
La otra experiencia fue opuesta. Dicté un seminario sobre cómo reportear y escribir sobre la coyuntura a estudiantes de último año de comunicación social de una universidad bogotana. El país hervía de cambio con la recién inaugurada Constitución de 1991, precisamente impulsada por miles de universitarios.Bullía la esperanza, pues se acababan de desmovilizar el M-19, el EPL y otros grupos guerrilleros, y la paz parecía a la vuelta de la esquina. Quizás Colombia había tenido pocos momentos de mayor libertad para debatir sin miedo el futuro. Algo les había hecho esa universidad a mis estudiantes, sin embargo, que parecían inmunes a todo eso. Un día se unieron para reclamarme que no hacía bien mi trabajo.Preocupada, les pregunté por qué. Ellos respondieron: "A usted le pagan para que sea la que se lea los libros y luego venga y nos los cuente. En cambio, usted nos exige que vengamos con los libros leídos a clase, entonces para qué le pagan". Más allá de mi propia inexperiencia o mis limitaciones para despertar pasión en estos alumnos, detrás de la queja había una ignorancia, una cerrazón grave,casi militante. Universitarios de último año de periodismo que no le encontraban ninguna gracia a leer, ni siquiera prensa... ¿qué irían a hacer por la sociedad?
Las anécdotas ilustran una reflexión de fondo: ¿qué puede hacer la universidad en la formación de ciudadanos? No es un debate en abstracto: cómo crear ciudadanos 'modelo' según algún estándar general. La pregunta es ¿qué puede hacer launiversidad en la formación de ciudadanos en una democracia como la nuestra, asediada por la debilidad institucional, la corrupción, la quiebra de valores y la violencia?
Para empezar, ya xestaría haciendo bastante la universidad colombiana con cumplir la misión que le es propia: formar profesionales capaces. Y estas capacidades, según coincidieron varios expertos que consultamos para unespecial de SEMANA sobre el tema, van bastante más allá de la trasmisión de algunos contenidos esenciales y de unas habilidades específicas. En un mundo donde el conocimiento es la clave de la producción de valor se requieren competencias especiales. La primera: ser alfabetos, lo que en palabras del profesor alemán experto en el tema Andreas Schleicher es saber interpretar y usar el lenguaje y lamatemática para poder entender el mundo. Poder pensar científicamente, formular hipótesis, estudiar evidencias y sacar conclusiones. Lo veo en los periodistas que llegan a hacer prácticas a la revista. Aquellos que hablan más idiomas, que entienden las estadísticas, que tienen la habilidad analítica de leer y entender qué es lo importante, y que saben ordenar su trabajo formulando una hipótesis de...
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