Quimioterapia Con Dios
Páginas: 2 (298 palabras)
Publicado: 21 de mayo de 2012
EN QUIMIOTERAPIA CON DIOS
Estuve leyendo un libro titulado EN QUIMIOTERAPIA CON DIOS que me ha dado mucha fortaleza. El autor es Monseñor Rafael Lizcano, quien vivió estaenfermedad.
Hay un párrafo que dice textualmente: “Cuando la enfermedad llega, no nos pide permiso, sino que irrumpe nuestro diario vivir y nos exige dejar a un lado el trabajo,el hogar, los compromisos contraídos y va acabando con nuestra autonomía hasta que de un momento a otro, nos encontramos en manos de médicos y enfermeras en una clínica o unhospital, y aunque en muchas ocasiones no somos nosotros quienes podemos decidir, tomar las decisiones pertinentes, sí tenemos que hacer parte primordial en los estudios y en eltratamiento, porque se trata nada menos que de nuestro cuerpo y por consiguiente de nuestra vida, la que se halla en peligro real”.
“Soy signo de como la oración puede arrancar de Dios lasalud para sus hijos enfermos y como Él puede transformar nuestra impotencia y debilidad en fortaleza y eficacia.
Soy, entonces, testigo de cómo la familia, comenzando por losniños, hasta la ternura y bondad de los padres, los hermanos y amigos, desata una fuerza incontenible de amor que lleva nuevamente a la armonía”.
Si llegara a suceder que alguien, dequien esperábamos algo más, se muestra insensible o indiferente a nuestra situación, no nos quedemos ahí, no permitamos que nuestro corazón se amargue, gocemos y demos gracias por labondad de tanta gente que, espontánea y gratuitamente, se ha hecho solidaria y nos acompaña.
Vivamos con alegría nuestro sufrimiento para que aquellos que se acercan a nosotrosdescubran otra manera de enfrentar la vida, con ojos de fe, con corazón de niño, con capacidad de encontrar la bondad escondida en todos los pliegues de nuestra existencia.
Estuve leyendo un libro titulado EN QUIMIOTERAPIA CON DIOS que me ha dado mucha fortaleza. El autor es Monseñor Rafael Lizcano, quien vivió estaenfermedad.
Hay un párrafo que dice textualmente: “Cuando la enfermedad llega, no nos pide permiso, sino que irrumpe nuestro diario vivir y nos exige dejar a un lado el trabajo,el hogar, los compromisos contraídos y va acabando con nuestra autonomía hasta que de un momento a otro, nos encontramos en manos de médicos y enfermeras en una clínica o unhospital, y aunque en muchas ocasiones no somos nosotros quienes podemos decidir, tomar las decisiones pertinentes, sí tenemos que hacer parte primordial en los estudios y en eltratamiento, porque se trata nada menos que de nuestro cuerpo y por consiguiente de nuestra vida, la que se halla en peligro real”.
“Soy signo de como la oración puede arrancar de Dios lasalud para sus hijos enfermos y como Él puede transformar nuestra impotencia y debilidad en fortaleza y eficacia.
Soy, entonces, testigo de cómo la familia, comenzando por losniños, hasta la ternura y bondad de los padres, los hermanos y amigos, desata una fuerza incontenible de amor que lleva nuevamente a la armonía”.
Si llegara a suceder que alguien, dequien esperábamos algo más, se muestra insensible o indiferente a nuestra situación, no nos quedemos ahí, no permitamos que nuestro corazón se amargue, gocemos y demos gracias por labondad de tanta gente que, espontánea y gratuitamente, se ha hecho solidaria y nos acompaña.
Vivamos con alegría nuestro sufrimiento para que aquellos que se acercan a nosotrosdescubran otra manera de enfrentar la vida, con ojos de fe, con corazón de niño, con capacidad de encontrar la bondad escondida en todos los pliegues de nuestra existencia.
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