!Quizás ya esté muerto!

¡QUIZÁS YA ESTÉ MUERTO!

El décimo trago de una bebida energética pasaba dulce por mi garganta. Honestamente nunca he creído que estas bebidas hagan efecto, y menos en este cuerpo que por lasnoches no es más que un objeto aparentemente con vida. Y ahora, mientras espero en mi cama algo que me haga dormir, agarro mi libro de Caicedo y empiezo a leer su primer escrito. Onceavo trago. Siemprefui demasiado lento para tomar estas cosas. Pero mientras proceso el dulzor de la bebida intento encontrar en esas páginas una nueva vía para comprender la desolación de Andresito.
Quizás sentarme aescribir a la una de la mañana, sabiendo que debo madrugar, no es muy recomendable. Pero qué le haremos, el silencio que se vive en mi casa después de las once es impresionante, es como si las paredesfueran espectadoras de sueños y los retratos inmóviles empezaran a evocar añoranzas y deseos. Doceavo trago. Una implosión dentro de mí empieza a aparecer. Quien sabe, quizá estas bebidas si haganefecto. Las palabras siguen pasando por mis ojos, y estos, con atrevimiento, las siguen como las miradas perseguidoras que salen de un camión al percatarse del movimiento de caderas de una mujer. Misentido de la escucha se agudiza. Se acerca el próximo trago. Antes de continuar me percato de un sonido en el tejado, el movimiento de las tejas eriza todo mi cuerpo mientras mi mente abre la posibilidadde que tal vez, y solo por esta noche, no sea el único despierto en esta casa. Décimo tercer trago. Observo el frasco, y mientras tanto, la casa permanece en completo silencio. Es posible que enestos momentos pueda escuchar hasta el más inaudible sonido, A pesar del líquido ingerido, mi garganta permanece seca.
Sigo leyendo. Quizás si me distraigo, los extraños sonidos desaparezcan de mi mentey no tenga que pasar un mal momento. No puedo concentrarme. Catorceavo trago. Tic… Toc… Tic… Toc, el cacharro antiguo que da la hora en mi casa se apodera del ambiente. No pasa nada, solo conserva...