Quién ama y sufre

Quien ama y sufre

Era de madrugada. Las calles estaban vacías y la oscuridad se apoderaba cada vez más del rostro pálido de Juan. Casi siempre se le hacia de día cuando regresaba a casa deltrabajo. Al entrar en la casa, cansado del terrible día de trabajo sufrido, Juan, saludó sin mucho afán.
Juan era el tipo de hombre que entre semana vestía deportivo pero que los domingos se ponía muyfino con su chaqué de lino. Aparentaba ser un educado caballero, bello, cortés y amable compañero. Un hombre que se desvivía por su querida mujer.Su linda mujer Susana le esperaba con una grata sorpresaentre las manos.
Procedían de familias acomodadas, pero durante el último año se habían producido pequeños altibajos en sus vidas, así que su mujer compró un par de entradas de teatro para poderpasar junto a Juan una velada mágica y especial. Juan sonrió, pero la idea de salir no le hacía mucha gracia. Se despidió de Susana y con paso cansado cayó en la cama abatido por el cansancio.
Llegó lanoche del estreno, de salir, disfrutar y pasarlo en grande.
Juan esperaba medio nervioso y con algo de ansia la sombra esbelta de su mujer descender por las escaleras.
Iban con algo de retraso.Desde la habitación, Susana pidió a su marido que cogiera las entradas que estaban sobre la mesita del comedor, pero éste no prestó demasiada atención a las agobiantes palabras que se escapaban de ladulce boca de su mujer.
Por fin abandonaron la casa para coger el coche.
Al subir al vehículo se mezclaron el perfume de rosas y el ambientador con
olor a pino barato. Juan se disponía a arrancar elcoche cuando Susana le preguntó si había cogido las entradas, a lo que éste le contestó con cierta ironía que si las debía haber cogido. Susana, intentando contener su exaltado nerviosismo debido a lasituación, bajó del coche y entró en la oscura y ya fría casa para coger los pases. Se podrían contar con los dedos de la mano los pocos segundos que tardó en salir muy agitada y nerviosa de nuevo...