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sin pizca de vergüenza, para mejor, con tal de sacar tajada.
¡Había perdido una chica, cómo había de ser... tiempo al tiempo... no desesperaba
de la revancha; le habían cerrado la puerta, podía muy bien suceder que se les metiese
por la ventana!...
Lo único que, pasado el primer momento de rabia, seguíahaciéndole escozor, lo
que únicamente le estaba dando que pensar, era que fuese a correrse la voz, a divulgarse
y a llegar a oídos de la muchacha su pelada de frente...
Muy capaz, con las ínfulas que debía tener, de mirarlo como a perro... Malo
entonces, entonces sí, trabajo y tiempo perdido... cuestión de volver a las andadas con
alguna otra, y desconceptuado, desprestigiado porañadidura, desmonetizado en plaza
como metal de mala ley.
Sin duda, decíale Carlos en su carta, que había conseguido retirar en obsequio a él
la solicitud, que era como si no lo hubiesen votado. Farsante ese también... ni medio que
debía haberse empeñado, le había sacado el cuerpo, lo había dejado colgado no más...
mucho le iba a hacer creer, mucha fe le iba a tener... ¡eran cortados todos por lamisma
tijera!...
Pero aun en el supuesto de que hubiese dicho la verdad, ¿hasta dónde era de fiar
eso, de atribuirle importancia, hasta qué punto merecía ser mirado por él como una
garantía?
Historias probablemente, partes, faramalla del otro por dorarle la píldora... En la sangre. Eugenio Cambaceres. www.onliditorial.com
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No, no había que hacerse ilusiones, de una cosapodía vivir penetrado, convencido,
era de que se hallaba solo, solo contra todos en el mundo...
¿La vieja?... No entraba para nada en cuenta su madre, estaba bien donde estaba,
allá, en su tierra, metida con sus parientes. Como no volviese... ¡un estorbo menos!
Sí, universalmente mal visto y mal querido, nunca, de nadie le sería dado esperar
apoyo ni concurso y librado a su propio esfuerzo,a su sola acción, debía no pararse en
pelos él, hasta entrar por el aro del diablo, si a mano venía; todos los medios eran
buenos, todos sin excepción, dispuesto, resuelto como se encontraba.
¿Qué situación era entretanto la suya?
Lastimosamente, desde luego, perdía el tiempo. Eso de pasárselo de ojito con la
otra, podía haber estado muy bueno y muy divertido y muy bonito como exordio,para
empezar, pero a nada conducía, nada significaba a la larga, era en suma cosa de
criaturas, de tilingos.
Y pobre, tirando lo poco que tenía, en camino de quedarse antes de mucho en
media calle y rechazado ahora del Club, con esa vergüenza, con esa afrenta más sobre el
alma, ¿le convenía dejarse andar, perdida la esperanza, además, la ocasión de acercarse
a Máxima, de hablar con ellaen los bailes?
Cuanto antes debía ver, debía tratar de metérseles a los viejos en la casa.
¿Cómo? No lo sabía. ¿Que alguien lo presentara? A nadie conocía que tuviera
relación con la familia. ¿Buscar quién la tuviese? No, estaba curado, escamado ya; no
quería exponerse a otro desaire, a sufrir un nuevo chasco.
Luego, ir así, hacerse llevar oficialmente, porque sí, acusaba ciertos aires,cierta
dosis de vanidad, de pretensión, que bien podía perjudicarlo, colocarlo en mal punto de
vista, en mal concepto a los ojos de la familia.
Entraría a indagar, naturalmente, a informarse, a temar, cavilar el viejo. Quién era
el tipo, el quidam ése, qué quería, qué andaría buscando en su casa, no sería de fijo ni a
él ni a su mujer sino a su hija, a la muchacha probablemente. En lasangre. Eugenio Cambaceres. www.onliditorial.com
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Y claro, no faltaría, como no faltaba nunca, un oficioso, un comedido que le fuese
con el chisme y lo pusiese en autos.
No, no era ésa la manera; las vueltas, los rodeos, la línea curva solían ser el camino
más corto y más derecho. Encontrar un motivo, una razón, alguna excusa, entrar como
sin querer, como obligado y,...
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