¿Racismo?

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A la mayoría de nosotros nos han enseñado desde muy pequeños a no ser racistas. A no juzgar a las personas por su color de piel ni por sus rasgos físicos que pudieran ser diferentes a losnuestros. Sin embargo, cuando caminamos tranquilamente por las amenas calles de Barcelona tendemos a cambiarnos de acera cuando nos topamos con un grupito de personas de origen árabe. ¿Somos entoncesracistas? ¿Nos han mal educado?

Si lo pensamos en frío, hoy por hoy casi nadie se atrevería a admitir que alguien es inferior por ser negro, amarillo o lila pero desgraciadamente no podemos evitarsentirnos nerviosos e incómodos al pasar cerca de ese grupito. Entonces, mientras que dentro de nuestras cabezas no somos racistas hay algo dentro de nosotros que nos suscita como mínimo laindiferencia y resistencia.

Ahora pongamos por caso que algún súper amigo nos dijese “Eee tío tío, este verano me he hecho a una negra”. Seguramente le diríamos algo parecido a “que dices, ¿dónde?” Tras locual quizás nuestro compañero y amigo nos diría “en Harvard, haciendo un curso de finanzas avanzadas, su familia lleva 50 años en Estados Unidos y son los propietarios de la gran empresa…” Al saber quelleva tiempo inmersa en nuestra cultura, lo entenderíamos todo.

Así, no nos gusta pasar al lado de las personas de origen árabe, pero vemos de lo más normal mantener relaciones con una personanegra. Podríamos pensar que discriminamos por el nivel económico auque personalmente creo que eso sería tan solo una simplificación del verdadero problema. Nuestro verdadero problema no tiene que ver conlas razas sino con las culturas ajenas a la nuestra. Estamos enfermos y nuestra enfermedad no es más que otra de las n-mil fobias: la cultufobia.

Triste pero cierto, tantos años de educación paraacabar albergando un profundo sentimiento dentro nuestro que se perpetuará irremediablemente generación tras generación. Sentimiento que nunca nos dejara escapar de los debates sobre el velo...