radio novela
- I -
Estoy viendo desaparecer hacia el Mediodía el buque ballenero que me deja abandonado en esta isla desierta, sobre la arena de una playa sin nombre.
¡Heme aquí solo; solo en un ámbito de mil leguas!
Yo amaba a una mujer... El demonio de los celos me mordió el corazón, y he matado a mi rival en desafío... ¡Era un príncipe!
Y el Gobierno ruso me ha condenado a pasaraquí un año...; es decir, me ha condenado a muerte.
¡Ah! ¿Por qué no me entregó al hacha del verdugo? ¿Por qué hacerme expirar de frío, de hambre, de tristeza, de desesperación, o disputando mi cuerpo al terrible oso blanco, si mi delito no era más que uno?
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¡Spitzberg!... ¡Estoy en el terrible archipiélago que ninguna raza ha podidohabitar!¡Me hallo a los 77 grados latitud Norte, a doscientas sesenta leguas del Polo!
Creo haber oído decir a mis asesinos que esta isla es la del Nordeste, la más meridional del horroroso grupo, la más templada de todas... ¡Cruel compasión... que prolongará algunas horas mi agonía!
Ignoro en cuál de estos témpanos de hielo eterno tiene la Rusia una colonia para la peletería y la pesca de la ballena;pero lo que sí sé es que los colonos emigrarían a la Laponia a fines de Agosto, hace dos meses, y no volverán hasta la primavera... ¡dentro de doscientos cuarenta días!
¡Estoy, pues, solo, sin hogar, sin amparo, sin víveres, sin consuelos!
¡Morir! He aquí mi inevitable y próxima suerte.
Hoy es 17 de Octubre... El frío avanza por el Norte... Dentro de pocos días me helaré, sin remedio.
Entre tantome alimentaré con la caza. ¡Siquiera esos crueles me han dejado una escopeta... «por si quería suicidarme de este modo». Mataré rengíferos, chuparé hielo y me procuraré un abrigo entre esas rocas. El inglés Parry habitó cabañas de nieve en el Norte de América a los 73 grados. ¡Ah! Sí...; ¡pero yo estoy cuatro grados más cerca del Polo, y no tengo fuego para calentarme!
¡Morir! ¡Morir! ¡He aquími infalible destino!
[editar]- II -
Han transcurrido seis días.
Una ráfaga de esperanza brilla ante mis ojos...
Me he procurado fuego como Robinsón, rozando dos pedazos de cedro.
Ayer encontré en el centro de inmensa roca una profunda cavidad muy reservada del frío.
Todos los días mato cinco o seis rengíferos, los despedazo y conservo la carne entre los témpanos de hielo.
Así seconservará incorrupta hasta el año que viene.
También hago provisión de combustibles. No tengo hacha; pero el frío me sirve de leñador. Todas las noches crujen algunos árboles y saltan hechos astillas por el rigor de la helada, y yo traslado a mi gruta cada mañana miles de estos fragmentos, que alimentarán mi hogar hasta que muera.
Voy, pues, a entablar una insensata lucha con el invierno. ¡Porque deseovivir y volver al lado de los hombres! ¡Porque la soledad me ha vuelto cobarde!... ¡Porque adoro la vida!...
[editar]- III -
El frío es ya irresistible...
Ha llegado el momento de encerrarme en las entrañas de esa peña; de incrustarme en su centro como un marisco en su concha.
Antes de sepultarme en la que acaso será efectivamente mi tumba; antes de vestirme esa mortaja de piedra, quierodespedirme del mundo, de la Naturaleza, de la luz, de la vida...
Camina el sol tan poco elevado en el horizonte, que desde que sale hasta que se pone no hace más que recorrer su ocaso como luminoso fantasma que da vueltas alrededor de su sepulcro.
Sus rayos, pálidos y horizontales, reverberan tristemente sobre el mar.
Las aguas empiezan a rizarse... Pronto quedarán encadenadas por el hielo.
Labóveda celeste ostenta un azul cárdeno y sombrío, que la hace aparecer como más distante de la Tierra.
El soplo del aquilón quema y marchita las tristes flores que osaron desplegar aquí sus encantos, y ata con lazos de cristal el curso de los torrentes... ¡Helos ya mudos, inmóviles, petrificados en sus enérgicas actitudes, como trágicos héroes esculpidos en mármol!...
Reina un silencio...
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