Radiohead

Espero en alguna parada de la línea café metro Pantitlán, las filas de jóvenes ataviados con camisetas deRadiohead(compradas en las afueras del concierto el día anterior) se alargan con cada vagón que pasa.

Es lunes 16 de Marzo, segunda Fecha de Radiohead en México, el metro está lleno y se reconoce que más de la mitad de los que esperamos nos dirigimos al Foro Sol.

Por alguna razón me tocaabordar junto a un grupo de adolescentes queplatican sobre el concierto del día anterior, hablan como si fuera algo de cada fin de semana, ríen corrigiéndose entre ellos el orden de las canciones interpretadas; hay varias que me gustaría escuchar en vivo, me emociono un poco y continuo oyendo la plática, dándome una idea de lo que veré.

Por fin: Ciudad deportiva, la parada general, bajamoscasi todos los ocupantes y desde antes de la salida del metro ya nos encontramos revendedores de boletos, afuera hay puestos con mercancía deRadiohead, mucha gente avanza a las entradas para el Foro Sol. El cielo del DF presagia lluvia, por suerte encuentro alguien que me ofrece impermeables “desechables” y pago los diez pesos que me pide.

Me aventuro entre las canchas de futbol que rodean allugar del concierto (paso obligado), son cerca de las seis de la tarde, el show comienza 8 y media. Aún no encuentro a los amigos que despedí horas antes luego de prometer verlos dentro.
Los puestos que mejor mercancía tienen son los que están a los pies del Foro; pregunto precios y busco modelos de camisetas, algún llavero interesante u otro recuerdo que valga la pena. En eso estoy cuando choco caside frente con Peter, -¡Que milagro!- exclamo saludando al cuate quesiempre me encuentro por coincidencia en todos los conciertos a los que he ido en el DF (creo que de otra manera nunca lo vería).

-Vine al de ayer y estuvo buenísimo- me comenta, -ahora estoy aquí para comprar cosas, que ayer no me dio tiempo-, nos acompañamos un ratoviendo mercancía y recordando la facilidad que existe paraencontrarnos en medio de más de 10 mil personas. Compro alguna camiseta y a la hora de buscar llaveros descubro que no hay ninguno decente. Peter me muestra unos metálicos que consiguió, provocando que me detenga puesto por puesto en busca de algo parecido.
Por fin los hallo y compro varios (para regalar después), ya son las siete, es tiempo de entrar, Peter se despide dejándome en la fila de losque tienen boleto preferente.

-No se permite la entrada con cámaras fotográficas- vocean cada dos metros los encargados de seguridad. Acceso por la puerta uno, luego de una pequeña revisión continúan las advertencias sobre las cámaras, y otro acceso más. Revisan el código de barras del boleto. Ya estoy dentro.
Lo primero que se ve es el puesto con productos oficiales, al triple de precio que lamercancía de afuera, un costo que muchos no dudan en soltar, yo solo me quedo con las ganas.
Mando mensajes para ver si encuentro a alguien, faltan pocos minutos para el concierto, el Foro está más que lleno, las personas de las gradas se ven lejísimos, lástima por ellos que verán diminuto al escenario; la única sección “relajada” es la de hasta el frente, hay buen espacio para moverse.Kraftwerk, el legendario grupo alemán (los padres de la música electrónica) sirve de telonero, toda la gente de la primera zona se atiborra frente a la línea de seguridad, los ánimos explotan con semejante introducción. Usando un performance de pantallas y apariencias robóticas, suenan sus éxitos Radioactivity, Tour de France, The Robots, y otras primicias electrónicas.
Es hora de irse colando hasta elfrente, doy una última mirada alrededor para abrirme paso entre la gente, a cada metro los empujones aumentan, luego de poco más de una hora Kraftwerk abandona el escenario.

Tiempo de esperar, en las lejanas gradas comienzan a hacer “la ola” para pasar el tiempo, hacen cerca de 10. Luego llega la hora del principal atractivo, a los lados del escenario bajan varios focos largos colgando, los...